OPINION

Los intereses rusos en el procés y la teoría de la conspiración

D

e repente los medios han descubierto que en la batalla electrónica del procés habían intervenido los rusos. Por si faltaran pruebas la conexión de Assange, el creador de Wikileaks, con los hackers del país del frío y con el cerebro independentista, un empresario 'amigo' de Puigdemont, ha reforzado las sospechas de una intervención, más o menos velada, del Kremlin en esa batalla en internet.

Como diría un buen detective: si quieres saber quién es el criminal, indaga a quién favorece la muerte del asesinado ¿Que interés puede tener el omnipresente Putin en todo esto? En plena guerra fría todo se achacaría a la KGB, aquel poderoso servicio de inteligencia (espías) de la era soviética. Ahora no, aunque no hay que olvidar que el Presidente ruso aprendió de joven en esa extraordinaria escuela el funcionamiento de los equilibrios geopolíticos.

Putin, nacionalista donde los haya, quiere que Rusia siga siendo el contrapoder de USA en el mundo. Un contrapoder más sutil que el de la guerra fría, pero no menos eficaz. Para ello tiene que conservar sus fuentes de ingreso económico, debilitar al poder emergente de la Unión Europea y mantener su presencia militar en el Mediterráneo.

Sus ingresos económicos son en parte las exportaciones energéticas y el mercado de armas. El principal cliente de su energía es Europa a quién suministra gas y petróleo, de ahí la construcción de gaseoductos (que atraviesan países europeos). Los clientes de armamento son todas las guerras. El kalashnikov es el fusil más utilizado por cualquier grupo armado. Todo proceso de desestabilización abre un mercado de armas. Debilitar a la Unión Europea supone poder negociar con un cliente energético más dócil. Un nuevo país con necesidad de crear un ejército es un posible cliente de armas. Por estas razones no es raro que al Kremlin le interese la desestabilización que supondría la secesión catalana.

Pero si el tema económico es importante, para una mentalidad eslava, como la de Putin, más lo es el geopolítico. A Rusia no le costaría nada financiar a la nueva república. Una República con una calificación crediticia bajo cero, que tendría pocos inversores dispuestos a prestarle. No los tendría entre los privados privados. Sólo entre los bancos centrales y de los bancos centrales, sólo Rusia podría sacar rentabilidad de ese préstamo. Serían unos cuantos millones de euros ¿A cambio de qué? De tener un amigo político y, quizás, una base militar, oficiosa u oficial en el Mediterráneo occidental. Ya lo tiene en la orilla oriental. Siria es su aliado. Con Cataluña completa su extensión militar en el sur de Europa.

Una posición geopolítica en Cataluña permitiría Rusia poder navegar en todo el Mare Nostrum, que pasaría a ser de ellos también. Una posibilidad que pone los pelos de punta en USA y en la OTAN. No es raro que todos los países que pertenecen a esa alianza estén en contra de la independencia catalana. Puigdemont y su conseller de exteriores, Romeva, no se ha dado cuenta de que el apoyo electrónico de los hackers rusos le han enajenado a todos los gobiernos occidentales.

Además la operación catalana sería la venganza de Rusia contra Europa por lo que Rusia considera una intromisión de la Unión Europea en Ucrania. Frente a la división propiciada por Europa en un país que Rusia considera de su área Natural de influencia, responde con el intento de división de otro en el sur de Europa; uno de los cuatro básicos de la Unión después del Brexit.

En resumen, como diría un italiano: se non è vero, è ben trovato. Si Putin no está detrás de los hackers lo parece.

Mostrar comentarios