OPINION

Una estadística para cada argumento...y hay para todos

Vivimos tiempos tan interesantes como confusos. La realidad está plagada de datos, porcentajes, "papers", estudios, fuentes autorizadas o seudoautorizadas y estadísticas, muchas estadísticas. Prácticamente hay una para cada argumento que se quiera defender. A favor y en contra. Si las estadísticas -una rama de la ciencia matemática, al fin- se limitaran a analizar muestras representativas de datos la cosa no sería grave. Pero las estadísticas interpretan. Y de qué manera. Júntense estadísticas que interpretan datos con expertos en retorcer argumentos y se obtendrá un elegante bodegón de medias verdades. Una apariencia de realidad en la que medran los pícaros de la política y de la empresa.

En las últimas semanas, el debate sobre las cuestiones que más preocupan a la sociedad ha estado plagado de estadísticas y de opiniones apoyadas en estadísticas. No se trata de determinar qué estadística es correcta o incorrecta. Para eso haría falta unos conocimientos –y un tiempo- de los que no dispone el autor de estas líneas.

Pero sí cabe la reflexión sobre los datos que soportan algunas opiniones y que condicionan el debate social. Sucede con las pensiones. Pero también con la brecha salarial entre hombres y mujeres. Y con la evolución de la contratación. Son tres temas fundamentales en el presente y en el futuro del país. Y merecen un tratamiento serio. Por eso conviene detenerse en las estadísticas y porcentajes que llueven desde las alturas -léase el Gobierno- para orientar la opinión.

Primero las pensiones

Por partes. Primero las pensiones. En plena ofensiva para promover planes privados y retrasar la edad de jubilación más allá de los 67 años, uno de los grandes argumentos que manejan en el Gobierno y aledaños es que España tiene unas pensiones más que generosas. El sistema, dicen, paga a los jubilados de media (tasa de reemplazo) más del 80% del salario que percibían en activo. No es mentira por completo, pero no es verdad por completo. Estadística.

El catedrático Vicencs Navarro, coautor con Juan Torres de "Lo que debes saber para que no te roben la pensión" ha explicado al respecto que para calcular la tasa de reemplazo teórica se considera una vida laboral completa desde los 20 años y cotizando hasta el fin de la vida laboral. ¿Quién cumple esos requisitos en la España de hoy? La respuesta es fácil.

Hay más. Los salarios bajos son causa de cotizaciones bajas a la Seguridad Social que, a su vez, dan derecho a pensiones también mínimas. Pero la relación de salario bajo y pensión baja da como resultado –¡ay! la estadística- una tasa de reemplazo elevada... que sólo sirve para confundir al personal. Para confundir y para arrimar el ascua de los futuros beneficios financieros a los planes privados de ahorro. No, las pensiones en España no son generosas. Lo saben bien los cuatro millones de pensionistas que cobran menos de 1.000 euros al mes.

Las interpretaciones estadísticas alcanzan también a la evolución del empleo. De hecho, son la base del optimismo –exultante para unos, insultante para otros- que prácticamente cada mes muestra la ministra de Empleo, Fátima Báñez y, en general, el Gobierno. Báñez se emplea a fondo en cada intervención para desmentir que la recuperación del empleo sea precaria, barata e incapaz de sostener una vida digna.

El pasado 2 de febrero, la ministra explicaba en las redes sociales que "avanzamos en la calidad en el empleo. En enero, la contratación indefinida crece al 15,2% respecto a enero de 2017, más del doble que la temporal". Se repite –y queda en el inconsciente colectivo- que el empleo indefinido crece el doble que el temporal. Pero es mejor acudir al Instituto Nacional de Estadística (INE) que sí aplica la ciencia a sus trabajos. Pues bien, según el INE, el empleo indefinido en 2017 disminuyó respecto a 2016 (73,3% frente a 73,5%) y sigue la tendencia a la baja de los últimos cinco años. Estadística.

La brecha salarial

Pero si de lo que se trata es de discutir sobre si hay o no hay brecha salarial entre hombres y mujeres, la confusión -estadística por supuesto- está servida. CCOO la sitúa en el 29,6%, dato casi idéntico al que manejan los técnicos de Hacienda, pero mayor del que estima el INE (22%) y mucho mayor que la que maneja el presidente Rajoy, 14%, procedente de Eurostat y que se basa en los ingresos por hora. Ninguno miente, pero cada uno interpreta los datos según considera.

Ante la duda, hay que recurrir a fuentes "neutrales". Mejor si son académicas. La profesora de Economía Financiera de la UCM, Mónica Melle, sostiene al respecto que en España un 13% de los trabajadores tienen ganancias bajas y de ellos, el 64% son mujeres. Sostiene también que hay más mujeres que hombres entre los trabajadores que cobran el salario mínimo interprofesional. Así que parece fuera de duda que hay brecha salarial. Profunda, imposible de ignorar y menos de justificar.

Vivimos, en fin, tiempos interesantes, lo que según la cultura china puede ser una maldición. Tanto como las estadísticas. Si lo sabrán los chinos que tuvieron un rey hace 2.478 años (Yao) que encargó la primera estadística agrícola, industrial y comercial.

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