Desmayos en China en el intento de batir el record de beso, modalidad novia en volandas

El amor, dicen los sabios, no sólo hay que sentirlo: hay que demostrarlo. Y nada dice “te quiero” como un beso largo. Largo, muy largo. Aunque a la hora de la verdad, hay quien prefiere recibir un diamante grande y caro: vivimos en un mundo materialista, que decía Madonna. Una joyería de Hefei, China, quiso unir estos dos gestos, con una actividad muy peculiar: una maratón de besos en plena calle, con un jugoso anillo de compromiso como regalo.

Tampoco es que sea lo más original del mundo. Para ser sinceros, está más visto que el tebeo. Por eso, esta competición tenía unas reglas peculiares: la chica no podía tocar el suelo, y su chico debía de sostener su peso. Todo un reto físico para muchos, con consecuencias imprevistas: fueron varios los concursantes que acabaron desmayados, presas del agotamiento. Está claro que no participaba Hulk Hogan precisamente.

Como podéis ver en las fotos, cualquier postura era apropiada, siempre que se siguiera cumpliendo esa condición: la novia no podía poner los pies (o cualquier parte del cuerpo) en tierra. Una tortura digna de un episodio de Humor Amarillo. Al esfuerzo físico se unía la falta de una respiración adecuada, fruto, claro está, del eterno ósculo en el que se unían los amantes. ¡Que sacrificios que hacen algunos por amor!

Varias de las parejas acabaron en el hospital. Finalmente, los campeones fueron capaces de permanecer con los labios pegados y con la chica suspendida de su pareja durante 2 horas y 43 minutos. Ellos conseguirán el anillo, con un diamante de un quilate, valorado en 50.000 unas (unos 6.000 euros). El resto, una historia curiosa que contar al día siguiente en la oficina o en clase.

Actualmente, el record de “beso ininterrumpido” lo tiene otro país asiático, Tailandia, con una pareja que superó las 33 horas el pasado 15 de Febrero. Comenzaron el día de los enamorados y terminaron al día siguiente, y se llevaron otro anillo de compromiso de regalo. No pudieron comer muchos bombones, está claro.

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