“Nos harán una estatua en el parque donde caguen los pájaros”, Ilegales, 'Todo lo que digáis que somos'.
Erigir una estatua a un famoso es un regalo envenenado. Imagina por un momento que vas a pasar los próximos milenios con los brazos levantados, como el pobre Paquito Fernández-Ochoa en la plaza mayor de Cercedilla. O que tu pose más famosa va a servir de gigantesco refugio para la lluvia de los transeúntes de Chicago, como le sucede a la ciclópea estatua de Marilyn Monroe.
La celebridad: Marilyn Monroe, actriz.
Dónde: En Chicago (EEUU).
Si pudiera defenderse... Si tuviera un ápice de pudor se pondría unos leotardos, porque no nos queremos imaginar qué siente una cuando miles de personas husmean cada día bajo tus faldas. Más que el monumento a Marilyn el ninot de 8 metros que reproduce la conocida escena de 'La tentación vive arriba' más bien parece el monumento al voyeur.
La celebridad: Camilo José Cela, escritor.
Dónde: En Ciudad Universitaria (Madrid).
Si pudiera defenderse... Parece que estamos oyendo la grave voz de don Camilo soltando vituperios contra el culpable de haberle convertido en una amorfa masa de hierro en suspensión: “¡Zangolatino!, ¡Botarate!, ¡Peinaolivas!”. Nosotros le hubiéramos colocado sentado en un gran barreño, ejerciendo su otra gran habilidad: absorber grandes cantidades de agua por el orto. O, ya puestos, con un par, como en su estatua en Padrón:
La celebridad: Martin Luther King, líder social.
Dónde: En Toledo (Ohio, EEUU).
Si pudiera defenderse... Si fuera él yo trataría de reunificarme en un solo rostro. ¿Realmente la mejor manera de homenajear al gran Martin Luther King es instalar cuatro cabezas desmembradas y de expresión ausente pegadas a una pelota gigante? Parafraseando a Mecano, “sobre Martin, de bruces, dos cruces: una en el cráneo, la que le mató, y otra en un parque de Ohio, en forma de dudoso homenaje póstumo”.
La celebridad: Juan Pablo II, ex Papa.
Dónde: En Roma (Italia).
Si pudiera defenderse... Queremos suponer que perdonaría al responsable de semejante adefesio pero dudamos de que pudiera ocultar un leve rictus de estupefacción. Y eso que Karol estaba acostumbrado a todo tipo de interpretaciones libérrimas de su figura. En Madrid, sin ir más lejos, hay no una sino dos estatuas de Juan Pablo II (te quiere todo el mundo), una de ellas alzando el vuelo frente a la Catedral de la Almudena.
La celebridad: Paquito Fernández-Ochoa, esquiador.
Dónde: En Cercedilla (Madrid).
Si pudiera defenderse... Para empezar se sentaría y bajaría los brazos. El escultor utilizó la imagen más célebre del patriarca de los Ochoa, celebrando su medalla de oro en Sapporo 72. Pero una cosa es saludar a la afición un par de segundos y otra bien distinta permanecer en tan forzada postura hasta que la sierra de Guadarrama engulla al pueblo en el próximo pliegue tectónico.
La celebridad: Bruce Lee, actor.
Dónde: En Mostar (Bosnia).
Si pudiera defenderse... Sin duda se pondría a repartir hostias como panes, su gran especialidad. Bruce Lee ya tenía una estatua en Hong-Kong de corte hiperrealista. Tanto, que parece que va a soltarte una yoya de un momento a otro. Pero esta reinterpretación de su poderosa efigie como si se hubiera transmutado en el Terminator T1000 es más de lo que un chino razonable puede soportar. Ni “be water” ni hostias.
La celebridad: Oscar Wilde, escritor.
Dónde: En Londres (Reino Unido).
Si pudiera defenderse... Para homenajear al genial dramaturgo inglés, al escultor no se le ocurrió nada mejor que perpetrar un espanto titulado 'Una conversación con Oscar Wilde'. ¿Una conversación?... Excuse me? El sentido del humor de Wilde era legendario pero sospechamos que no le hubiera hecho ni pajolera gracia acabar sus días semienterrado en un sarcófago y luciendo una sonrisa bobalicona.
Más monumentos estrambóticos en Cracked. Con información de El Mundo y Strambotic.
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