OPINION

La "comida nazi" llega a los supermercados rusos

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Recientemente, en los supermercados de Moscú han aparecido pegatinas de esvástica pegadas en productos lituanos, generalmente en lonchas de queso y yogures con muesli.

Unos días antes de que se vieran, el movimiento juvenil "Nashi" ("Nuestro") llamo a la rebelión popular con los productos lituanos ya que un tribunal de la localidad de Klaipeda, a orillas del mar Báltico, había anunciado que nombrará el símbolo de la esvástica como patrimonio histórico de Lituania.

“Suponemos que esta decisión contradice todos los acuerdos y normas internacionales que consideran el uso de la esvástica ilegal. Tanta justificación del fascismo no es apropiada”, afirmó la portavoz del movimiento, Kristina Potúpchik, que instó a toda la comunidad internacional a condenar la decisión.

Los activistas de ‘Nashi’ se colocaron a las puertas de los centros comerciales distribuyendo octavillas de protesta contra el restablecimiento de los símbolos nazis en Lituania a nivel de orgullo nacional. Así pretendían llamar a los ciudadanos para abstenerse de comprar las mercancías producidas en Lituania. El siguiente paso fue tomar los supermercados para etiquetar como "comida nazi" los bienes de consumo lituanos.

En la milenaria tradición escandinava la esvástica estaba fuertemente ligada con Thor, dios del trueno, martillo de infieles e hijo de Odin, deidad suprema de los nórdicos. Así los celtas, etruscos, griegos y romanos creían en la esvástica como un talismán que representaba poder.

De las legiones romanas que los portaban a engalanar todos y cada uno de los complementos de la ideología nazi solo hubo un paso, convirtiéndose en el símbolo supremo de las teorías nacional-socialistas de Adolf Hitler.

Lituania, que estuvo ocupada tanto por nazis como por soviéticos, siempre ha mantenido el símbolo como parte de su acervo cultural. Sin embargo, cuando la desintegración de la URSS trajo consigo la desaparición de los símbolos rojos, no ocurrió lo mismo con la esvástica.

Según una encuesta recientemente publicada por la revista Veida, la mayoría de los lituanos no diferencia entre los regímenes soviético y nazi: para el 54,1 por ciento de los encuestados el régimen soviético y el nazi fueron igualmente criminales; pero para el 21,1 por ciento el régimen soviético fue mas inhumano que el nazi.

No es la primera vez que los países bálticos intentan justificar los signos fascistas, sin separarlos de sus connotaciones actuales y agarrándose a sus raíces. Sin embargo, las marchas de neonazis y de los veteranos de las unidades hitlerianas de la SS son frecuentemente autorizadas tanto en Lituania como en Letonia, donde además fue condenado como criminal guerra el famoso guerrillero antifascista Vasily Kónonov, que luchó contra los colaboracionistas de los nazis durante la Segunda Guerra Mundial.

Los expertos internacionales han llegado a afirmar que el “renacimiento” del nacional-socialismo en Estonia, Letonia y Lituania no ha de ser infravolarado.

Desfile de las juventudes de la SS en Riga, el mes pasado

La decisión del Tribunal lituano de elevar la esvástica a la categoría de símbolo nacional, así como su actitud con las manifestaciones fascistas, abre una brecha en una ley aprobada por el Parlamento de este país báltico el 17 de junio de 2008, en la que se establecía la prohibición de utilizar la esvástica nazi, la hoz y el martillo soviéticos, la estrella roja de cinco puntas soviética, así como los himnos de la Alemania nazi, la Unión Soviética y la República Socialista Soviética de Lituania.

En aquella ocasión las autoridades rusas amenazaron con cortar relaciones diplomáticas con sus vecinos por "tergiversar la historia" y "profanar la memoria" de quienes lucharon contra el fascismo, por haber equiparado la simbología soviética a la nazi y haber prohibido el empleo de ambas.

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