Nos llevan años de ventaja. La popular coletilla es aplicable a Singapur, un país donde está prohibido hasta masticar chicle y que ahora explora nuevas vías prohibicionistas impidiendo el acceso a los niños en los restaurantes. No se trata de una ley sino de una práctica que se está generalizando en diversos establecimientos de la ciudad-Estado asiática: prohibir la entrada a los menores de 13 años para que los adultos puedan tener la comida en paz.
Según informa el diario local The Strait Times, los restaurantes que no permiten la entrada de niños no son sólo los de postín, sino también locales populares, como el café Ang Siang que aparece en la fotografía y cuyo cartel advierte de que sólo se permite el acceso a “adultos y adolescentes”.
Un cliente habitual entrevistado por CNN afirma que “por mucho que me gusten los niños quiero cenar sin escuchar sus llantos”. Más sorprendentemente, una madre de dos adolescentes está de acuerdo: “Si has pagado a una canguro para pasar la noche fuera y evitar niños llorando, lo último que quieres es encontrártelos en el restaurante”.
Visto en CNN Go.
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