Un tigre de peluche de tamaño natural tuvo en jaque durante el día de ayer a la policía de Southampton, en el sur de Inglaterra. La voz de alarma la dieron los unos vecinos, que vieron con el teleobjetivo de su cámara de fotos a un tigre descansando en un campo de la vecindad. Inmediatamente se dispararon las alarmas: se evacuó un cercano campo de golf y un helicóptero equipado con cámaras térmicas sobrevoló la zona.
La policía también requirió los servicios de un especialista de un zoológico local, que asesoró a los agentes sobre cómo utilizar dardos tranquilizantes para dormir a la “fiera”. El cuidador de mamíferos del Zoo de Marwell reunió rápidamente a un equipo de especialistas para bregar con el felino, pero momentos antes de acudir a la finca recibieron una llamada de la policía: podía quedarse en casa siguiendo la jornada electoral en Oviedo, porque el tigre en cuestión era de juguete.
La policía tenía incluso planeado cerrar la cercana autopista M27 en previsión de que el tigre intentara huir por allí. Por fortuna toda la emergencia quedó en agua de borrajas, pues el helicóptero que sobrevoló el campo detectó que el animal estaba frío como roca de granito. Con la característica flema inglesa, el informe de la policía describe que “después de un breve sobrevuelo por la sabana de Hedge End resultó obvio que el animal era en realidad un juguete de tamaño real”.
Ahora la policía local trata de averiguar si se trata del “gatito piloto” logrado por alguien en una feria y abandonado allí, o tal vez parte de una broma más elaborada, con intención de movilizar un helicóptero de la policía y, por qué no, aguar la jornada a los golfistas del campo anejo.
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