Así es la cápsula en la que James Cameron ha bajado al fondo del abismo

  • El conocido cineasta estadounidense se ha convertido en la primera persona que desciende en solitario al punto más profundo del océano, el fondo de la fosa de las Marianas, a 11.000 metros de profundidad. Así es el vehículo en el que ha realizado la hazaña.
Así es la cápsula en la que James Cameron ha bajado al fondo del abismo
Así es la cápsula en la que James Cameron ha bajado al fondo del abismo
lainformacion.com

"Acabo de llegar al punto más profundo del océano. Tocar fondo nunca fue tan agradable. Estoy impaciente por contaros lo que estoy viendo". En el momento de escribir este mensaje, James Cameron se encuentra a una profundidad de 11.000 metros, en el fondo de la fosa de las Marianas. Se acaba de convertir en la primera persona que completa en solitario la hazaña. Sobre él, 11 kilómetros de agua someten al Deepsea Challenger a una presión hasta 1.000 veces superior a la de la superficie del mar.

La presión es tan enorme que el minisubmarino se encoge ligeramente: la cubierta exterior de espuma se reduce hasta 6,4 centímetros como consecuencia del peso del agua. En el interior, James Cameron viaja en una esfera tan estrecha que apenas puede estirar las piernas. El reforzamiento de esta esfera es la clave para su supervivencia y el éxito de la misión. La cápsula tiene solo 109 centímetros de diámetro y un recubrimiento exterior de 6,4 centímetros de acero para soportar la presión de las profundidades.

El tamaño de la cápsula es tan reducido por varios motivos. En primer lugar, cuanto más grande sea, más superficie que expuesta a la presión y más reforzamiento externo necesita. Si hubiera sido en forma cilíndrica, por ejemplo, el reforzamiento de acero tendría que haber sido tres veces más grueso. Por otro lado, el peso es vital. Cuanto más pese la esfera, más cantidad de recubrimiento de espuma especial necesita para reflotarlo a la superficie y las dimensiones del submarino se multiplican. Así que Cameron debe bajar a las profundidades un poco apretado.

Frente a él tiene una pantalla digital que le ofrece las imágenes que captan las cámaras. La panorámica es notablemente mejor que la que habría podido ver él por una ventanilla en el batiscafo. A su alrededor hay todo tipo de dispositivos electrónicos, un mando que le permite controlar los motores, y los indicadores de los niveles de oxígeno y dióxido de carbono. La ventilación interna es clave y se han personalizado los sistemas. Antes de bajar, los ingenieros midieron su consumo de oxígeno y prepararon el equipo para permitirle respirar durante 56 horas, siete veces más de lo previsto en su expedición.

El dióxido de carbono y el vapor de agua son extraídos de la cápsula por el sistema de ventilación. La condensación se recoge en una pequeña bolsa en un extremo del minisubmarino, de modo que pueda utilizar el agua, una vez filtrada, en caso de emergencia. Antes de embarcarse en la misión, Cameron se sometió a un duro entrenamiento para mejorar su consumo de oxígeno. También se entrenó para casos de emergencia, como el de un posible fuego eléctrico. En ese caso podría haber utilizado una mascarilla de emergencias hasta completar el regreso a superficie.

Afortunadamente, la pasada madrugada Cameron completó la misión con éxito y sin incidencias. Ahora solo falta que enseñe al resto del mundo lo que sus cámaras captaron en el fondo de las Marianas.

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