Brizuela: "Poco a poco Argentina se va enfrentando al horror de la dictadura"

  • Ana Mendoza.

Ana Mendoza.

Madrid, 23 may.- El escritor argentino Leopoldo Brizuela, que tiene ya en las librerías su novela "Una misma noche", ganadora del Premio Alfaguara, cree que "nunca es suficiente" el tiempo transcurrido para reflexionar sobre la dictadura argentina, pero "lo fascinante es que cada vez se puede ir más allá" y seguir pensando.

"Poco a poco, Argentina se va enfrentando al horror de la dictadura de manera más clara. Hasta ahora solo escuchamos relatos heroicos sobre esa época, pero creo que hay que enfrentarse con los matices", ha afirmado hoy en una entrevista con Efe Brizuela, recién llegado de su país para promocionar la novela, primero en España y luego en Latinoamérica.

El lector de "Una misma noche" comprobará hasta qué punto tenía razón la escritora Rosa Montero, presidenta del jurado del Premio Alfaguara, cuando, tras concedérselo a Brizuela el pasado 26 de marzo, decía que la novela estaba escrita "en la penumbra, entre susurros".

Y es que "con una contención increíble" parece escrita esta novela, basada en hechos reales y en la que el autor reflexiona sobre temas tan delicados como el sentimiento de culpa, la cobardía, el miedo, el comportamiento de los seres humanos en situaciones extremas, el abuso de poder y la colaboración con los represores.

Temas que afectan a Argentina y a cualquier otros país que haya pasado por situaciones de violencia similares. Y una época, la de la dictadura argentina (1976-1983), que, como dice Brizuela, "es difícil de recordar porque sucedieron cosas monstruosas y porque cualquiera podía convertirse en un monstruo".

"Quizá sólo la literatura podría perdonar", afirma Brizuela (La Plata, 1963) en la novela, cuyo protagonista, el escritor Leonardo Bazán, es un "alter ego" del propio novelista.

En 2010, Brizuela regresó un día a su casa de madrugada y vio cómo las fuerzas del orden estaban asaltando la de sus vecinos. Ese incidente le hizo recordar que, en 1976, cuando él tenía trece años, esa misma casa sufrió otro ataque, cuando en ella vivía una familia diferente y Argentina "estaba sumida en el terror de la Junta militar".

Aquel día de 1976 los asaltantes también entraron en casa del futuro escritor y le pidieron información a su padre -"está muy cambiado en la novela", asegura"- sobre los vecinos.

El adolescente se puso a tocar el piano en presencia de un tipo armado y él nunca supo cómo se le pudo ocurrir aquello. Si, como le decían sus amigos, tocó el piano "por miedo, o por caerles bien a los asaltantes".

Brizuela "nunca" habló de aquello con sus padres, aunque, después de terminar la novela, sí lo hizo con su madre, "que tiene 93 años" y que le dijo "exactamente cómo había sucedido todo", señalaba hoy el autor de "Una misma noche", cuyos personajes están inspirados en seres reales "pero puestos al límite".

La novela surgió en realidad "cuando en 2010 asaltaron la casa de al lado" y ahí sí que no pudo "pensar en otra cosa. Los vecinos eran otros, pero todo se parecía mucho a lo de 1976", recordaba hoy el autor de novelas como "Inglaterra. Una fábula" y "Lisboa. Un melodrama".

El escritor reflexiona en su libro sobre la posible implicación de la generación de sus padres en la dictadura pero también sobre la suya propia.

"Y es que nuestra generación tuvo que seguir viviendo una vez que ellos triunfaron, masacraron a 30.000 personas y dejaron un país devastado", subraya.

En la novela, esa mujer a la que buscaban los represores era Diana Kuperman, un personaje inventado pero "basado en otros muchos reales". Diana era una abogada judía que durante la dictadura fue encarcelada y sometida a tortura psicológica.

Kuperman estaba relacionada con la familia de David Graiver, un poderoso empresario y banquero argentino descendiente de judíos polacos. "En la dictadura los consideraban peor que el terrorismo, porque estaban acusados de financiarlo. Fueron torturados salvajemente para poder quedarse con sus empresas", cuenta Brizuela, que ha acudido a los Graiver en su novela "porque era una familia incómoda".

Pero, como dice el escritor, "no sólo las personas heroicas sufren injusticia cuando las torturan".

"Hay gente que justifica lo que se hizo con los Graiver" en la dictadura atribuyéndolo a que "tenían mucho dinero", una actitud que no se atreve a condenar Brizuela, quien en su novela también explora "la sospecha" que recaía sobre "quienes sobrevivieron a la dictadura".-

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