'Cazadores' de murciélagos en Lavapiés

  • La bióloga Kathrin Barboza estudia los murciélagos que habitan en la ciudad de Madrid. Equipada con micrófonos especiales, Barboza visita distintos lugares de la capital para captar los ultrasonidos que emiten estos mamíferos. Esta información le sirve para determinar qué especies habitan en cada zona y si los murciélagos están de paso o alimentándose.

"Cazadores" de murciélagos en Lavapiés
"Cazadores" de murciélagos en Lavapiés
A. M. Ron / D. Tesouro
Antonio Martínez Ron | David Tesouro

"Ahí está". Los ojos de Kathrin se iluminan por un instante. Están centrados en algún lugar del cielo que nosotros no podemos ver y siguen su trayectoria imaginaria sobre las azoteas de Lavapiés. Una y otra vez, la criatura invisible vuela sobre nuestras cabezas y el micrófono de Kathrin la sigue, como un radar que ha localizado su objetivo. "Ahí va otro, van dos, aquí está de nuevo".

Estamos en la calle Peña de Francia, en pleno centro de Madrid, y los transeúntes nos miran extrañados. Se preguntan, quizá, qué clase de locos son estos que apuntan con sus micrófonos al cielo. El asfalto vomita el calor del día y el helicóptero de la policía sobrevuela la ciudad, como la banda sonora de la crisis. El ruido no afecta a los murciélagos, nos dice Katrhin, aunque ellos procuran alejarse de las zonas de más jaleo, como la Puerta del Sol, donde hoy están protestando los funcionarios.

"Aunque no podamos verlos, sabemos que están ahí", asegura Kathrin Barboza. Durante semanas, esta bióloga boliviana ha grabado los ultrasonidos que emiten estos mamíferos en distintas zonas de Madrid y ha detectado la presencia de siete especies de las doce que habitan la capital.

Algunas son grandes y ruidosas, como Tadarida teniotis, que sobrevuela los parques en busca de mosquitos y chilla en una frecuencia audible para el humano. "En la Dehesa de la Villa", recuerda Katrhin, "podíamos orientar el micrófono porque los oíamos venir por el cielo". Otros, como el pequeño Pipistrelus pipistrelus, son "capaces de comerse 600 mosquitos en una hora" y dejan la noche de Madrid un poco despejada de chupasangres.

"La gente nos mira muy raro, algunos nos preguntan qué hacemos y a veces no creen que estemos grabando murciélagos", asegura la investigadora. Al final de la jornada, Kathrin ha completado varias páginas de datos y recoge sus equipos con los sonidos de la noche. Es la 1 de la madrugada y el cielo sigue cargado de murciélagos y helicópteros. Calle arriba, se escuchan las primeras cargas de los antidisturbios.

* Ver: Entrevista a Katrhin Barboza: "Un murciélago de ciudad puede comer 600 mosquitos a la hora"

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