Crean pegatinas del tamaño de un sello capaces de detectar sustancias explosivas

    • Tienen un coste de solo algunos céntimos, y se pueden ubicar en cualquier lugar de interés, sin necesidad de supervisión humana.
    • El dispositivo es una pequeña etiqueta RFID, que se activa sólo cuando detecta ciertos explosivos o agentes oxidantes.
M.G.

Detectar explosivos es una de las tareas más complejas y fundamentales de agencias y servicios de seguridad, siendo algo crítico en la protección de infraestructuras públicas y otros enclaves de importancia.

Ahora, un nuevo dispositivo del tamaño de un sello y sin batería es capaz de alertar de la presencia de sustancias peligrosas, puede cambiar de manera radical el modo en que las Fuerzas de Seguridad, detectan explosivos y otro tipo de contrabando.

Hoy día existen detectores de explosivos de mano, pero siguen precisando la intervención manual de un operador. En el caso de los que van montados en los clásicos arcos de seguridad fijos, esos sensores tienen que ser aún más grandes.

Por otra parte, los clásicos perros entrenados son útiles en algunos escenarios, pero resulta caro y difícil desplegarlos de forma masiva y deben siempre tener un guía a su lado.

Por todos estos motivos, en la compañía GE Global Researchestán trabajando para lanzar al mercado un nuevo dispositivo capaz de detectar sustancias peligrosas, con un coste ridículo de solo algunos céntimos, y que se puede ubicar en cualquier lugar de interés, sin necesidad de supervisión humana.

El dispositivo es una pequeña etiqueta RFID, que se activa sólo cuando detecta ciertos explosivos o agentes oxidantes (usadoscon frecuencia en los llamados artefactos explosivos improvisados). Basicamente es un chivato de peligro, que funciona por radiofrecuencia.

Con dichas etiquetas detectoras se podría sustituir a los grandes escáneres de explosivos con un par de pegatinas del tamaño de sellos postales.

En la tarea de desarrollar estas etiquetas con olfato, GE trabaja codo a codo con el Technical Support Working Group (TSWG) estadounidense,un programa puente entre agencias para la investigación y desarrollo de medidas antiterroristas.

El sensor RFID desarrollado es capaz de detectar y cuantificar de forma inalámbrica las sustancias químicas de interés, aun en bajas concentraciones, y a pesar de la presencia de múltiples interferencias.

Logicamente, en caso de llegar al mercado, la nueva etiqueta RFID podría suponer una drástica reducción de costes en dispositivos de seguridad en puertos, estaciones y aeropuertos, amén de suponer una mejora en la comodidad para los ciudadanos.

Las etiquetas RFID utilizan campos electromagnéticos para transferir datos, y se encuentran en cosas tan comunes como las tarjetas llave de los hoteles, las pulseras de pacientes en hospitales, cadenas de montaje, etc.

El objetivo del sistema de etiquetas creado por GE Global Research es que las nuevas etiquetas puedan ser colocadas en contenedores de carga, las rampas de envío de paquetes, aeropuertos y edificios gubernamentales, por citar algunos casos.

La distancia a la que pueden leer las etiquetas varía, y depende de la fuerza de la antena de captación del lector, por lo general desde unos pocos centímetros a unos cuatro metros.El caso del 'Shoe Bomber'

La preocupación de las autoridades ante las sustancias que podrían permitir cometer atentados en aviones se acrecentó tras el 11S por culpa de un terrorista llamado Richard Colvin Reid.

Este británico de 28 años, conocido como the Shoe Bomber, fue condenado por intentar detonar los explosivos que llevaba en sus zapatos cuando se hallaba en un vuelo de American Airlines desde París a Miami.

El 22 de diciembre de 2001, Reid subió al avión llevando unos zapatos cargados con explosivos, que intentó detonar sin éxito cuando estaba en vuelo.

El aparato fue desviado a Boston (Massachusetts) al registrarse un forcejeo en su interior entre los pasajeros y Reid cuando intentó hacer estallar el explosivo.

Ya en 2002, Reid se declaró culpable de ocho cargos ante un tribunal federal y fue condenado a tres cadenas perpetuas sin posibilidad de libertad condicional, más 110 años de prisión. Cumple sentencia en una prisión de máxima seguridad en EEUU.

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