El cómic dibuja su futuro digital con precios agresivos para captar a los jóvenes

  • La industria del tebeo abarata hasta un 50% el precio de las descargas digitales, paga al autor un 25% de los ingresos y apuesta por la lectura en todos los formatos disponibles: ordenador, tabletas y móviles.
Eric Shanower, y su saga La Edad de Bronce, es un autor pionero del cómic digital
Eric Shanower, y su saga La Edad de Bronce, es un autor pionero del cómic digital
lainformacion.com
David González | Miguel Gómez | aviondepapel.tv

Los editores de libros quizás deberían estudiar la hoja de ruta que está ejecutando la industria del cómic para su tránsito del papel a lo digital. Las editoriales del tebeo español ya emulan el modelo Marvel. El sector del cómic digitaliza su catálogo para múltiples formatos de lectura, opta por plataformas de ventaonline amables, rebaja sustancialmente los precios de las descargas y remunera porcentualmente mejor a los autores de las viñetas.

Todo ello, con un objetivo claro. Los editores quieren captar a su público base; es decir, a los jóvenes que mañana estarán más acostumbrados a la lectura en pantallas y que hoy pasan poco -o nunca- por las librerías especializadas en tebeos.

"El cómic aún no es rentable, pero lo será a medio y largo plazo. El impulso de las nuevas tecnologías en los colegios crea jóvenes nativos digitales y las tabletas ganan mercado frente a las pantallas en blanco y negro de tinta electrónica", explica Alex Saramanch, director general de Koomic, primera plataforma española de descarga digital de cómics.

Así, la mayoría de las editoriales han apostado por esta plataforma para vender sus tebeos digitales en tres formatos de lectura. Los lectores pueden leer su biblioteca virtual en la nube, descargar en su ordenador el cómic en formato E-pub con sistema anticopia (DRM) o bien disfrutar de las viñetas en color a través de las pantallas de tabletas o móviles, como el Ipad o el Iphone.

Casi la mayoría de editoriales españolas, salvo Norma y Planeta, tienen en Koomic parte de su catálogo. Los 70 títulos iniciales se incrementan ya en cuatro novedades por semana. Francisco Ibáñez, Eric Shanower, Paco Roca o Cels Piñol son algunos de los autores estrella de Koomic.

"Con las ventas digitales, el autor tendrá más control sobre su obra, frente a la cierta opacidad que existe en papel. Las plataformas digitales permiten que dispongan de un informe mensual y comprueben cómo marchan sus ingresos", señala Jordi Mirallés, editor de Azake Ediciones, editorial que publica en digital la saga La Edad de Bronce, de Eric Shanower.

Parece entonces que los creadores de tebeos sí apuestan por lo digital, frente a las reticencias de algunos escritores de libros, que aún no han cedido sus derechos para dicho viaje al futuro.

No en vano, las fuentes consultadas explican que el autor de cómics debería cobrar más por la venta de su obra digitalizada que por la impresa. Un novelista, por ejemplo, suele llevarse el 8% del precio de su libro. Tanto desde Koomic como desde Azake, creen que este porcentaje de royalties debería superar el 20% para que al autor apueste por la venta online.

Los precios finales también quieren ser un incentivo para los lectores. En Koomic dichos importes varían según editorial y tebeo, pero un cómic digital suele ser entre un 30 y un 50% más barato que su formato primigenio. Por ejemplo, el debut digital de Mortadelo y Filemón, ¡A reciclar se ha dicho!, costará 5,99 euros frente a los 12 euros en papel a partir del 6 de julio.

"Los precios agresivos en formato digital se dan porque la digitalización es la última fase del proceso de producción del papel. El precio de las descargas debe ser hoy barato para estimular su compra; pero no se puede bajar mucho más para que no penalice la creación del dibujante", opina Alex Samaranch.

Desde Koomic aseguran que, dentro de los procesos de digitalización, la posterior actualización de los sistemas operativos para tabletas y móviles implica un coste importante. De ahí que, en un futuro, puede que "los cómics nativos" no cuenten con precios de venta tan asequibles, como los que hoy resucitan en digital después de nacer impresos.

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