Engañados corremos más

  • Experimentos con ciclistas demuestran que los límites del esfuerzo no solo están marcados por la capacidad física del individuo sino por la situación que percibe su cerebro. Enfrentados a su propio avatar, los deportistas son capaces de superarse a sí mismos siempre que no sepan que no están luchando contra su mejor marca sino contra una superior.
Ciclista durante una de las pruebas
Ciclista durante una de las pruebas
lainformacion.com
A.M.Ron

En su laboratorio de la Universidad de Northumbria, en Inglaterra, el doctor Kevin Thompson realiza experimentos con ciclistas. Para sus pruebas les pide que se suban a una bicicleta estática y que compitan contra un avatar que en realidad - o eso les dicen - son ellos mismos haciendo su mejor marca en el recorrido.

Pero la prueba tiene un pequeño truco. El avatar contra el que compiten no está realizando su mejor marca sino un tiempo un poco mejor, ya que circula un 1% más rápido. Y una vez que han caído en el engaño, los ciclistas son capaces de mejorar su rendimiento y batir a su avatar "mejorado".

Como explica Gina Kolata en The New York Times, este pequeño incremento en el rendimiento es suficiente para marcar la diferencia en una competición de élite y puede dar la victoria al ciclista que haya mejorado sus tiempo. Pero lo que intenta el doctor Thompson no es mejorar lar marcas de los corredores sino entender dónde están los límites del rendimiento físico y qué papel juega en ellos el cerebro.

Otros investigadores están realizando experimentos parecidos. Jo Corbett, de la Universidad de Portsmouth, pide a los ciclistas que pedaleen al límite en una bicicleta estática durante el equivalente a 2.000 metros de recorrido. El corredor también compite contra un avatar pero le dicen que se trata de otro corredor que está compitiendo contra él al otro lado de la pantalla. En realidad también está compitiendo contra su propia mejor marca.

Al igual que en la prueba del doctor Thompson, los ciclistas fueron capaces de batir sus propias marcas, pero Corbett llevó el experimento más allá y decidió aumentar aún más la velocidad del avatar "liebre". Esta vez dividió los ciclistas en dos grupos y a uno les contó la verdad (que el avatar podría ir entre un 2 y un 5% más deprisa de lo que ellos podrían decir) y al otro no le dijeron nada. Los primeros se dieron por vencidos en seguida y abandonaron casi desde el comienzo, mientras que los ciclistas del segundo grupo aguantaron el tipo con un incremento del 2% pero cuando el avatar corría un 5% fue demasiado para ellos y se dieron por vencido a mitad de carrera. Incluso ante el engaño y la motivación, el cuerpo humano tiene unos límites.

Lo que apuntan estos estudios es que el cerebro es decisivo en estas mejoras de rendimiento y que es capaz de incrementar el esfuerzo por encima de los límites aparentes. "Si el atleta piensa que determinado ritmo es posible", asegura Thompson, él o ella puede disponer de una reserva de energía que el cerebro generalmente mantiene en suspenso". Aparentemente, según el doctor Corbett, el cerebro conserva una parte de la energía del cuerpo y no permite que los atletas se vacíen del todo. Pero en situación de carrera, y según la motivación del atleta, este límite puede variar ligeramente.

¿Podrían los entrenadores utilizar estos pequeños engaños para mejorar el rendimiento de los atletas?, se preguntan en The New York Times. Tal vez pueda servir durante un momento puntual, pero la relación con sus entrenadores es tan importante el rendimiento como la confianza y puede que terminara causando más daño que beneficios.Ver documental "El mal del cerebro"

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