La financiación colectiva llega a la carrera espacial

  • Si viajar al espacio es aún un lujo millonario, tener un retrato personal en la órbita terrestre está al alcance de todos los bolsillos gracias al futuro telescopio Arkyd 100, el primer satélite artificial de financiación colectiva.

Fernando Mexía

Los Ángeles (EE.UU.), 21 jun.- Si viajar al espacio es aún un lujo millonario, tener un retrato personal en la órbita terrestre está al alcance de todos los bolsillos gracias al futuro telescopio Arkyd 100, el primer satélite artificial de financiación colectiva.

La iniciativa de la compañía estadounidense Planetary Resources debutó en el portal Kickstarter el pasado 29 de mayo con la intención de recaudar en menos de un mes un millón de dólares a base de donativos para cubrir los costes del proyecto.

El pasado miércoles se alcanzó el objetivo y se convirtió en realidad el sueño de miles de inversores anónimos que en la segunda mitad de 2015 esperan ver despegar su nave rumbo al espacio exterior.

La campaña en Kickstarter, sin embargo, aún no ha concluido y la empresa se ha propuesto llegar a los 2 millones de dólares con la promesa de que podrán equipar a su telescopio con la tecnología para rastrear planetas extrasolares.

"Ésta es la historia más exitosa de financiación colectiva sobre exploración espacial", aseguró el presidente de Planetary Resources, Chris Lewicki, en conversación con Efe en Los Ángeles.

Más allá de la posible satisfacción personal que los aficionados a las ciencias puedan obtener por participar económicamente en la carrera espacial, los responsables del proyecto establecieron una serie de incentivos.

Aunque la aportación mínima, de un dólar, es más simbólica que otra cosa, todo cambia a partir de los 10 dólares, cifra que otorga al inversor el derecho de opinar sobre el uso del telescopio; aunque lo que realmente ha hecho furor ha sido la recompensa que se obtiene por dar 25 dólares.

Casi 20.000 personas cedieron esa cantidad a cambio del compromiso de que el Arkyd 100 proyectará su imagen sobre una pantalla instalada en su estructura con la Tierra de fondo y sacará una fotografía de ese momento que posteriormente enviará a cada donante en formato digital.

Por 10.000 dólares Planetary Resources garantiza al generoso inversor que su nombre "pasará a la Historia".

Además de quedar inmortalizada en una fotografía orbital, la persona elegirá una escuela, universidad o museo para que tenga acceso a usar el telescopio, asistirá al lanzamiento de la nave y estampará su firma en ella para que aparezca en todas las instantáneas que se hagan en órbita.

En caso de que se descubran asteroides, uno de ellos pasará a llamarse oficialmente como el donante.

Son precisamente esas rocas que transitan cerca de la Tierra (al menos 1.500 pasan a una distancia similar o menor a la que existe con la Luna) las que motivaron la fundación en 2009 de Planetary Resources, que para la década de 2020 espera realizar ya labores de minería en un asteroide.

"Cuando nos dimos a conocer al público despertamos un tremendo interés y el pasado verano empezamos a pensar formas para responder a él. Pensamos que la financiación colectiva era una gran oportunidad para que parte de nuestra misión estuviera disponible al público de forma educativa e inspiradora", señaló Lewicki.

El directivo confirmó que con el millón de dólares se sufragará casi todo el coste de fabricación del telescopio, que será mucho más modesto que el Hubble pero capaz de detectar yacimientos de agua en el espacio, el primer recurso a explotar, si bien proliferan otros como hierro, níquel o platino.

En el Arkyd 100, la empresa instalará el equipamiento clave que tiene previsto incorporar a las naves robóticas que en el futuro envíe a los asteroides, lo que le permitirá evaluar sus equipos, aunque Lewicki insistió en que el uso principal del instrumental será público.

"Nuestros experimentos se harán en otra nave que tenemos previsto lanzar en 2014", apuntó.

Ese satélite, el Arkyd 3, será el primero en órbita de esa compañía que aspira a enviar al espacio un nuevo aparato cada año a partir de entonces.

Lewicki admitió que el Arkyd 100 estaba proyectado antes de la campaña de Kickstarter como parte del plan de desarrollo de la empresa, que encontró una fuente de financiación en internet que no tenía prevista y a la que no descarta recurrir nuevamente en el futuro.

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