Las aves capaces de vivir en entornos urbanizados colonizan mejor nuevos hábitats


Un estudio en el que participan investigadores del Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN-CSIC) señala que la habilidad de las aves para convivir en entornos urbanos es un factor clave para colonizar nuevos hábitats, tras ser transportadas y liberadas por el hombre.
Los investigadores señalan que la habilidad para convivir con humanos se está convirtiendo en una importante ventaja para sobrevivir en un planeta que cada vez está más afectado por la presencia humana.
“Los ecosistemas están en continuo cambio y los animales deben ajustar sus áreas de distribución”, comenta el investigador del MNCN Mario Díaz. “En este trabajo hemos comprobado cómo la habilidad para salir adelante junto al ser humano puede ser determinante en este proceso. Independientemente de si el nuevo entorno es urbano o no, la capacidad para lidiar con la presencia humana aumenta el éxito de las poblaciones para establecerse cuando son liberadas en otro lugar”, continua Díaz.
Para comprobar esta hipótesis, los investigadores midieron el grado de urbanización de 38 especies de aves europeas comparando la diferencia en la densidad de las poblaciones de cada especie en ciudades y zonas rurales contiguas.
Posteriormente, relacionaron esos datos con el éxito que han tenido estas especies para establecerse en las islas oceánicas donde se liberaron, contabilizando el número de aves liberadas y midiendo otros rasgos que determinan el éxito en la invasión. “Esta forma de llegar a nuevos espacios requiere que las aves toleren a los humanos a lo largo de todo el proceso de captura, cautividad, transporte y liberación”, explica Díaz.
“Según nuestros datos, la capacidad para salir adelante en entornos urbanos se relaciona con esta tolerancia y, por tanto, con la capacidad invasora. Lo que no sabemos aún es si la urbanización aumenta la tolerancia y la capacidad invasora o si ambos procesos, la capacidad de invadir ciudades y otros lugares del planeta y la tolerancia al ser humano, son consecuencia de otros motivos, como cerebros grandes o estrategias vitales que disminuyen el riesgo de fracaso reproductor completo”, concluye el investigador.

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