"Los mejores científicos empiezan jugando", según D.Osheroff, Nobel de Física

  • El Premio Nobel de Física Douglas Osheroff ha destacado hoy la necesidad de que las instituciones sigan invirtiendo en investigación básica, fundamental para el desarrollo, y ha lanzado un mensaje a los más jóvenes: los mejores científicos empiezan jugando y el fracaso debe constituir una nueva oportunidad.

Madrid, 7 feb.- El Premio Nobel de Física Douglas Osheroff ha destacado hoy la necesidad de que las instituciones sigan invirtiendo en investigación básica, fundamental para el desarrollo, y ha lanzado un mensaje a los más jóvenes: los mejores científicos empiezan jugando y el fracaso debe constituir una nueva oportunidad.

"Muchas veces la pregunta más sencilla lleva a un avance y un científico necesita probar sistemas nuevos e inusuales y mantener sus ojos abiertos para detectar comportamientos inexplicables", ha señalado en rueda de prensa Osheroff, invitado por la Fundación BBVA a impartir la conferencia "Cómo se producen los avances en ciencia".

Para este científico, la ciencia no está hecha sólo de grandes descubrimientos, sino también de avances cuyo impacto es a veces difícilmente predecible, por eso importa la investigación básica.

Como ejemplo, Osheroff ha puesto el descubrimiento de la superconductividad por parte de Kamerlingh Onnes a partir de un experimento en el que se preguntaba qué le pasaría a la conductividad eléctrica de un metal puro al someterse a bajas temperaturas.

"Cuando se trata realmente de un descubrimiento, raramente se puede haber anticipado", ha remachado Osheroff, quien ha definido principalmente al científico como curioso.

Este investigador ha relatado que, además de por su padre médico y un profesor de química, su afición por la ciencia comenzó jugando.

"Tuve la suerte de sobrevivir a mi infancia", ha bromeado este físico, quien ha reconocido, por ejemplo, haber sufrido descargas eléctricas o pequeñas explosiones durante sus experimentos.

A su juicio, a los niños hay que dejarles experimentar, dentro de unos límites: "no hay que inhibirles esa curiosidad".

Osheroff, llamado "el cerebro" en su adolescencia y fotógrafo aficionado, es actualmente catedrático emérito de Física en Stanford.

Mientras realizaba su doctorado en la Universidad de Cornell fabricó un instrumento para investigar las propiedades magnéticas del helio-3 sólido a temperaturas muy cercanas al cero absoluto.

El descubrimiento más tarde de las distintas fases superfluas del helio-3 le llevó a compartir el Premio Nobel de Física en 1996 con su supervisor D.M. Lee y con R.C. Richardson.

Este catedrático ha subrayado que "no hay mayor compensación para el investigador que el gozo del descubrimiento" y ha recordado cómo apuntó en su diario su hallazgo: eran las 02.40 am del 20 de abril de 1972 -una hora nocturna parecida a cuando le anunciaron el Nobel-.

Osheroff participó en la comisión investigadora del accidente del transbordador espacial Columbia.

Preguntado sobre la seguridad de los vuelos turísticos al espacio, ha dicho desconocer las reglas de las empresas que los ofertan y ha añadido: "yo no iría allá arriba, estoy muy feliz aquí abajo".

No obstante, ha indicado que subir al Everest también conlleva sus riesgos y la gente lo hace.

La conferencia de Osheroff se inscribe en la colaboración de la Fundación BBVA con el Instituto de Ciencias de Materiales Nicolás Cabrera.

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