Los telescopios basados en fluidos ferromagnéticos competirán con el Hubble a una fracción de su coste

  • Nuevos avances en la creación de espejos líquidos permitirá hacerlos más asequibles y populares.

Microsiervos

Como es sabido, el mayor problema para un telescopio instalado en la superficie terrestre es la distorsión provocada por la atmósfera; de ahí que la astronomía desde el espacio, encabezada por el bien conocido telescopio espacial Hubble, esté a la cabeza de la investigación.

No obstante, en las últimas décadas han surgido competidores: los telescopios de óptica adaptativa, que compensan dinámicamente la distorsión atmosférica. Para ello usan diversos métodos, en particular espejos deformables, o mosaicos de pequeños espejos hexagonales, cada uno de los cuales se puede orientar de forma individual y a gran velocidad.

Recientemente, y utilizando esta técnica, el Gran Telescopio Binocular de Arizona consiguió captar imágenes al triple de resolución que el Hubble. El problema es que, aunque mucho más baratos que los telescopios espaciales, los telescopios terrestres adaptativos siguen costando cientos de millones de euros.

Una solución consiste en usar espejos líquidos; si se introduce mercurio en un recipiente y se hace girar, el resultado es un espejo cóncavo, tan liso como los mejores espejos de vidrio, y mucho más barato; pero no hay forma de compensar la distorsión atmosférica.

Una tecnología prometedora consiste en fabricar espejos líquidos con un fluido ferromagnético, cuya forma puede manipularse mediante la aplicación de campos magnéticos. Esta técnica se ha visto limitada por la dificultad de deformar el espejo líquido a la velocidad suficiente, y la complejidad de los algoritmos necesarios para calcular la deformación.

Ahora, unos investigadores de la Universidad Laval de Quebec (Canadá) han publicado un artículo en el que afirman haber resuelto ambos problemas; según dicen, pueden alterar el campo magnético cien veces más velozmente de lo que se había logrado antes, y, mediante la aplicación de un segundo campo magnético uniforme sobre el original, simplifican la relación entre la deformación del ferrofluido y la intensidad del campo magnético.

Esto significa que se puede controlar con mayor precisión la forma del espejo líquido, y que puede hacerse mediante algoritmos sencillos, como los usados hoy en día en los sistemas adaptativos ópticos.

Como resultado, pronto será posible construir telescopios ópticos de alta calidad a una fracción del coste actual, popularizando la óptica adaptativa y mejorando nuestra visión del cosmos.

(Fuente: Popular Science.)

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