¿Por qué en España triunfan las descargas y el acceso gratuito a la cultura?

  • Dejando a un lado la escasez de la oferta, varios expertos reflexionan sobre las razones sociologicas del fenómeno que tiene en jaque a la industria cultural. La percepción del precio, la ecuación coste-beneficio, el cambio de modelo, la tradicional picaresca, la legitimación social e, incluso, la religión, pueden explicar por qué páginas como Seriesyonkis o Taringa! figuran entre las más visitadas del país.
Fernando de Luis-Orueta

En su controvertido análisis sobre los ingresos de las páginas de descargas, Nacho Escolar destacaba que Seriesyonkis figura entre las 20 webs más visitadas en España. Pero ese hit parade digital deja algunos datos más que invitan a la reflexión. En EEUU, entre los sitios más vistos figuran Google o pero también aparecen la tienda online Amazon (puesto 5), la página de subastas Ebay (6º) y el sitio de pagos online Paypal (19º) y el videoclub online Netflix (20º).

En España también figuran Google y Facebook pero el único sitio de compras on-line que aparece es Ebay (puesto 20º, frente al 6º en Estados Unidos). En cambio, figuran dos páginas de enlaces a descargas: Seriesyonkis (15º), Taringa! (18º) y el gran contenedor de archivos digitales Megavideo (19º). La comparativa no deja lugar a dudas: en EEUU hay una gran tienda de ocio que brinda contenido en streaming (Amazon) y un videoclub virtual que permite ver cine y series on-line (Netflix), mientras que España carece de servicios equiparables.

Pero, haciendo un ejercicio teórico, si dejamos a un lado la escasez de la oferta, ¿hay alguna razón sociológica o antropológica que explique la situación en España? “En realidad se trata de una cuestión muy de base”, dice Miguel del Fresno, sociólogo especialista en Etnografía Digital. “El ser humano se comporta en relación un cálculo de coste-beneficio: lo que busca es cómo reducir el coste para obtener el beneficio”, explica.

Precio y modelo

“Internet ha causado un fenómeno de desintermediación y transparencia”, sostiene. Por ello, Del Fresno cree que si un usuario percibe que el precio es excesivo, busca una alternativa que restaure la ecuación coste-beneficio. “Cuando creemos que nos están tomando el pelo como consumidores es cuando reaccionamos”, asegura.

En esta misma línea, Alfredo Penalta, también sociólogo y fundador de Videoclub.com.es, recuerda que “el problema principal proviene de un cambio de paradigma, del que la Industria Cultural no ha sido consciente y que ha hecho que el modelo de consumo de los contenidos ya no se base en la copia en soporte físico”.

"Esta cuestión, como tantas otras, engancha sus raíces en la religión", propone Emilio Sáez Soro, profesor de Comunicación Audiovisual en la Universitad Jaume I de Castellón. "Los países de religión católica son los que mayor índice tienen de piratería", apunta. Saez aplica a este caso las teorías de Max Webber sobre el capitalismo: "Los católicos tienen la bula de la confesión y eso ha dejado un poso cultural. En cambio, en el norte de Europe y en EEUU, tienen la idea de que arrastran sus cargas por toda la eternidad".

¿Somos pícaros?

En cambio, Víctor Gil, director de la firma Cool Insights, introduce un elemento diferente: “Hasta generaciones bien recientes nos educábamos bajo la idea de que es más inteligente quien consigue lo que desea invirtiendo menos recursos, ya sean económicos o de otro tipo. Este rasgo cultural explica, por ejemplo, el éxito del concepto de low-cost en nuestra sociedad de consumo”.

¿Es entonces que la picaresca está instalada en la cultura española lo que nos permite consumir ocio pirateado de manera despreocupada, como insinuaba el realizador Daniel Sánchez Arévalo hace pocos días?.

Oportunidad y legitimación

“Creo que las explicaciones del tipo ‘la picaresca está en nuestra cultura’ no ayudan a arrojar luz alguna sobre el tema. Son lo que en las Ciencias Sociales se llama una caja negra: no da explicación al fenómeno, sino que se le atribuye otro fenómeno igual de oscuro”, explica Jorge Galindo, sociólogo, analista político y profesor visitante en la Universitat de València.

Galindo coincide con sus compañeros en que existe oportunidad con unas leyes “que no son ni de lejos tan restrictivas como en otros países” y un entorno propicio:“Cuando todo el mundo hace trampas, te resulta menos costoso moralmente hacerlas tu”. Además, asegura que en España la cultura “se la identifica con la SGAE y con una casta decidida a defender sus privilegios” frente al cual se ha creado “una especie de lobby que tiende a poner juntos la distribución ‘libre’ de la cultura, la libertad y la neutralidad de la Red”.

Por eso, según Galindo, “hay oportunidad, legitimación social, legitimación política y no hay razón para estar del ‘otro bando”. Y así, “la copia de archivos/productos culturales de manera más o menos indiscriminada está legitimada y hace las veces de una forma más de entretenimiento”.

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