Una pulsera Fitbit ha sido clave para resolver el caso de asesinato de una mujer en Connecticut (Estados Unidos). En diciembre de 2015, Connie Dabate fallecía tras recibir un disparo de una Magnum 357 que el marido había comprado unos meses antes.
Richard, el marido, dijo a la policía que había regresado a casa las 9 de la mañana después de haber dejado a los niños en el colegio. Según su versión, el asaltante (un hombre alto y obeso) había cogido su pistola y después de forcejear con el y atarlo a una silla vio como el hombre mataba a su mujer.
La pulsera Fitbit de Connie, que la había usado esa misma mañana durante una clase de fitness, contradecía la versión de su marido, indicando que sus últimos movimientos los había realizado a las 10:05 horas, más de una hora después de cuando su marido dijo que la vio morir.
Los investigadores también han descubierto alguno de los menajes que Richard se había intercambiado con su mujer en los meses anteriores a su muerte. En uno de estos mensajes, Dabate le decía a su mujer que quería el divorcio, una petición que coincidía con gastos en hoteles, clubs de striptease o compras de flores para su amante.
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