Sociólogos alertan de un aumento de la violencia si no hay un cambio de rumbo

  • Los sociólogos han advertido hoy de que si no somos capaces de cambiar el rumbo de España, si las cosas no mejoran y se enderezan, se puede llegar a situaciones graves de violencia, como las que se han vivido en otros países en los que se han producido enfrentamientos callejeros y revueltas.

Belén Escudero

Madrid, 10 jul.- Los sociólogos han advertido hoy de que si no somos capaces de cambiar el rumbo de España, si las cosas no mejoran y se enderezan, se puede llegar a situaciones graves de violencia, como las que se han vivido en otros países en los que se han producido enfrentamientos callejeros y revueltas.

Estas son algunas de las consideraciones que se escucharán en el XI Congreso Español de Sociología, que se celebra desde hoy y hasta el viernes en la Universidad Complutense de Madrid, donde más de 1.500 sociólogos analizarán las consecuencias sociales de la crisis y harán un diagnóstico de la sociedad española.

Pero esta mañana, los convocantes del Congreso ya han avanzado que nos encontramos en el momento más deteriorado de la convivencia, de la sociedad y del marco institucional español, un momento "grave y de mucha incertidumbre".

Así lo han planteado la presidenta de la Federación Española de Sociología, Teresa González de la Fe; el decano de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociología de la Universidad Complutense, Heriberto Cairo, y la catedrática de la Universidad Autónoma de Barcelona Marina Subirats.

Y hemos llegado a esta situación, según el catedrático de Sociología Emilio Lamo de Espinosa, porque se nos han acumulado cuatro crisis sucesivas en el tiempo: una crisis de Estado e institucional, otra económica, una tercera política, de liderazgo, y la cuarta social.

El pensamiento económico que ha predominado en los últimos años ha favorecido al avance de una nueva clase social a nivel mundial que está detrás de muchos de los elementos de la crisis actual, según Marina Subirats.

Las presiones internacionales ejercidas por algunos grupos, producto de la globalización, están dividiendo el mundo entre superricos y superpobres, que son la mayoría, y están haciendo disminuir las clases medias y, con ello, la sociedad del Estado del bienestar al que habíamos llegado.

La catedrática está convencida de que la sociedad española, por sí sola, no hubiera llegado a estos extremos y la anima a que reaccione porque "es necesario".

¿Cómo debe hacerlo?. La respuesta es clara: aunando esfuerzos.

Se han formado muchos grupos como respuesta a la crisis, pero estos movimientos sociales tienen que llegar a pactos entre sí a nivel nacional e internacional para hacer frente y neutralizar a esas clases sociales que han nacido con la globalización, a los que los políticos "no son capaces de responder", según los sociólogos.

De esta forma se reequilibraría una sociedad que se ha inclinado excesivamente hacia el lado de los poderosos, de los que están acaparando la riqueza del mundo y que nos están llevando a un "desastre colectivo".

Esos movimientos sociales tendrán que tener objetivos comunes claros porque "para poder actuar no basta con protestar, sino que hay que actuar cambiando una serie de mecanismos", que se traduzcan en cambios, al menos en el marco europeo, en la política y en la legislación para el desarrollo del Estado de bienestar.

De no llegar a alcanzarse ese "gran pacto", se puede romper la cohesión social y eso lo deben de tener muy en cuenta los políticos, desprestigiados ante la sociedad, según Teresa González, quien considera que "la democracia está amenazada por el desprestigio de los partidos que la ejercen".

Subirats también cree que "necesitamos en la vida política personas que verdaderamente respondan mucho más a las necesidades del país". "Y que se restablezca el vinculo entre la sociedad y los partidos políticos. No puede ser que los partidos políticos actúen por su cuenta, simplemente porque se les ha elegido para cuatro años".

Es más, la sociedad, según Subirats, está desconcertada porque durante mucho tiempo se entendió que los políticos eran nuestros representantes y actuaban en función de los intereses colectivos, y en este momento "están actuando sólo en favor de unos determinados grupos y de sí mismos".

Estamos atravesando, según Teresa González, una crisis política muy importante de falta de credibilidad, de "desafección" con la clase política y de desencanto por parte de los jóvenes con respecto a la democracia representativa como forma política.

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