Una mujer monta un 'Silicon Valley' en miniatura en Irlanda del Norte

  • Una pequeña ciudad de Irlanda del Norte, una mujer con un sueño y un puñado de valientes dispuestos a acompañarla en su aventura. Esa es la foto de 'Emerald Valley', una réplica a escala del modelo emprendedor de 'Silicon Valley'.
Nichola Bates (izda.), fundadora de 'Emerald Valley'
Nichola Bates (izda.), fundadora de 'Emerald Valley'
lainformacion.com
David G. Ortiz

Newry no es más que una pequeña ciudad de Irlanda del Norte (Reino Unido) en la frontera con la República de Irlanda. Con cerca de 30.000 habitantes, se ha convertido en un punto estratégico para el comercio por su situación geográfica, a medio camino entre Belfast (a unos 60km.) y Dublín (a unos 108), lo que la convierte en el lugar perfecto para aprovechar el cambio de moneda (del euro a la libra, o viceversa) en función de las fluctuaciones del mercado de divisas.

Sin embargo, si a algo suena el nombre de Newry en el resto del mundo es a explosiones, a coches bomba del IRA en los disturbios entre unionistas y republicanos que a finales de los 90 asolaron la zona. Hoy, diez años después de que la paz llegase en los Acuerdos del Viernes Santo, la región ha comenzado a olvidarse del pasado y mirar con esperanza al futuro.

Ese es el sueño de Nichola Bates, la mujer que quiere convertir Newry en 'Emerald Valley', un centro de gravedad para la tecnología inspirado en el sueño americano de 'Silicon Valley'. Se define como "el hogar para las start-ups" y no es otra cosa que una incubadora de proyectos emprendedores en el ámbito de las nuevas tecnologías, fomentando el 'co-working' o colaboración entre las distintas empresas que allí se instalan.

Bates se mudó a Newry desde Belfast y comenzó a organizar allí ediciones de los encuentros Bizcamp, con conferencias de reconocidas figuras del mundo empresarial y ejemplos de éxito emprendedor en el terreno de lo digital. Además, estableció alí la base de su negocio, First Derivates, una consultora de éxito, que cotiza en Bolsa y se mueve como pez en el agua en los mercados financieros.

Ella puso la primera piedra, y otros cuantos soñadores empezaron a colocar los ladrillos de la que ahora es su casa. Ya son siete los proyectos que se han sumado a su 'Emerald Valley', entre nuevas compañías locales y otras extranjeras que han elegido Newry como lanzadera para sus proyectos. Pronto tendrá que ampliar sus, de momento, limitadas capacidades (sólo caben cuatro empresas más), aunque Dublín sigue siendo el paraíso para los grandes multinacionales americanas (como Google, Facebook o Twitter) por sus bajos impuestos y la vertiginosa caída del precio del suelo y de la vida tras el impacto de la crisis económica.

Consciente de ello, Bates ha dedicado los últimos dos años a diseñar un ecosistema empresarial capaz de sacar provecho de la doble realidad de Newry: su cercanía con Dublín y el atractivo de montar la sede en un centro tecnológico del Reino Unido sin pagar el alto coste de la vida en Londres. Y eso sin descuidar a sus clientes, con los que se reúne al menos una vez al mes para detectar las debilidades que puedan lastrar sus proyectos y hacer todo lo que esté en su mano para solventarlas.

Y todo ello con una filosofía de lo más americana, porque Bates no quiere que la mano del Estado toque su paraíso emprendedor capitalista. No confía en el Gobierno, porque "en Irlanda del Norte, en el mismo momento en que coges dinero público, te poseen y las metas se desvían completamente".

'Emerald Valley' es todavía una joven promesa, pero Bates quiere empezar a jugar ya mismo en las grandes ligas. Para ello, no sólo piensa expandir progresivamente el valle hasta el tamaño de una gran ciudad, sino que además ha iniciado el camino que llevará de la mano a sus emprendedores en su salto al mercado internacional.

Mostrar comentarios