VECINOS DEL MUNICIPIO BURGALÉS DE CONTRERAS RECUPERAN EL CEMENTERIO DE ‘EL BUENO, EL FEO Y EL MALO’

Voluntarios y miembros de la Asociación Sad Hill (en referencia al nombre del cementerio de la película ‘El bueno, el feo y el malo’) han recuperado mil de las 4.000 tumbas que el director de la película, Sergio Leone, mandó recrear en el municipio burgalés de Contreras para dar vida a uno de los espacios más míticos del séptimo arte.
El empeño de los voluntarios y miembros de la Asociación Sad Hill ha dado el mejor de los resultados esperados al poder sacar a la luz, tras medio siglo de olvido, las tumbas del mítico cementerio de ‘El bueno, el feo y el malo’. Una realidad que esperan se convierta “muy pronto” en un aliciente turístico para esta comarca del Valle del Arlanza que desde hace años espera “un nuevo despertar” para los puntos de rodaje de la famosa cinta.
Ha sido casi un año el que ha pasado cuando, “casi de broma”, los responsables de la asociación iniciaron una campaña de 'crowfounding' bajo el lema “Apadrina tu tumba”. “Lo hicimos sin pensar que iba a haber tanta gente que iba a apadrinar su tumba en el cementerio ayudando en el proyecto”, destaca en declaraciones a Ical David Alba, la cara visible y el responsable de la Asociación Sad Hill.
Como él han sido muchas personas, muchos de ellos vecinos de Contreras (Burgos) y localidades de la cercana sierra de la Demanda como Hontoria del Pinar o Salas de los Infantes (Burgos), quienes, haciendo caso omiso a la lluvia o a la nieve, acudían cada sábado o en sus ratos libres para trabajar en las tareas de desbroce de un cementerio que, pese a ser reconocido entre los expertos cinematográficos como un lugar “único para la historia del cine”, se fue olvidando y desapareció al albur de la madre naturaleza.
MOTOR TURÍSTICO
“Ahora que lo hemos recuperado queremos que las administraciones nos apoyen y se ponga en marcha una ruta turística como las que ya hay en Almería”, apuntó Alba, que considera que “hay muchos amantes de la cinta” que vienen cada año desde “los puntos más recónditos del planeta” en busca del escenario en el que se rodó la escena del duelo de la película de Leone.
Así, Alba confía en que instituciones como la Junta de Castilla y León, hoy presente en el acto de inauguración del ‘nuevo cementerio’, apoyen económicamente y con un plan de promoción la iniciativa porque “sabemos que será bueno para toda la comarca, para los pueblos, para los vecinos y fijará población”, analizó Alba.
No es de extrañar que en la cabeza de este entusiasta del cine de Leone haya “una especie de sueño”, ver al mismísimo Clint Eastwood en el suelo burgalés, igual que lo hizo hace 50 años cuando ni de lejos pensó en que iba a ser, además de actor, director de cine. “Hemos hablado con su hijo para que estuviera aquí y sabemos que está pendiente de lo que estamos haciendo pero tiene un rodaje. Esperamos que su participación próxima en el Festival de San Sebastián concluya con una visita al cementerio de Sad Hill. Sería el broche de oro”, agregó Alba.
SIMPOSIO INTERNACIONAL
Entre los actos de conmemoración del 50 aniversario de la película, estos días se desarrolla en la comarca, con sede en Salas de los Infantes (Burgos), un simposio internacional en el que participan algunos de los mayores expertos en western de todos los tiempos. Entre los participantes se encuentran la esposa del director artístico de ‘El bueno, el feo y el malo’, Elisabetta Simi y su hija, Giuditta Simi que han mostrado los bocetos originales elaborados por Carlo Simi en el año 1966.
En la tarde de hoy sábado, se desarrollará en el Casino de Salas de los Infantes (Burgos) la conferencia magistral del simposio que correrá a cargo de Christopher Frayling, rector del Royal College of Art de Londres, donde ejerce como profesor emérito de Historia Cultural. Frayling es el biógrafo autorizado de Sergio Leone del que ha escrito varios libros y del que desgranará algunas de sus facetas menos conocidas o sus reacciones del rodaje de un wenstern en el Burgos de la posguerra.
WESTERN EN TIERRAS BURGALESAS
Este verano se cumple medio siglo desde que el director más famoso del género 'spaghetti western', el italiano Sergio Leone, eligiera las tierras de la comarca burgalesa del Valle de Arlanza para rodar una de los filmes más famosos de la historia del cine. Hasta las localidades de Hortigüela, Santo Domingo de Silos y Covarrubias (Burgos) se acercaron un más que conocido Clint Eastwood, acompañado de sus compañeros de reparto Eli Wallach y Lee Van Cleef.
Pese al paso del tiempo, es fácil imaginarse los motivos que llevaron a Leone a enamorarse del valle hasta convertirlo en las tierras de Virginia (Estados Unidos). Los cuatro escenarios de rodaje se localizaron en los alrededores de Salas de los Infantes, Covarrubias y Santo Domingo de Silos, no muy lejos unos de otros. La escena de la Misión de San Antonio se rodó en el interior de las ruinas del Monasterio de San Pedro de Arlanza. Ahí se representa un hospital militar donde 'Tuco' (Eli Wallach) lleva a 'El Rubio' (Clint Eastwood) a curarse de sus heridas. Una de las curiosidades de la escena, poco conocida, es que desde la ventana del habitáculo en el que se recupera de sus heridas Eastwood puede verse la ermita de San Pelayo, muy próxima al cenobio.
No muy lejos de este lugar, se ubicó la escena del campo de concentración de Betterville rodada en un altozano cercana a la localidad de Carazo. Para ello se construyó un fuerte donde eran torturados los prisioneros. Dicen que Leone se inspiró en grabados y fotografías de la guerra de Secesión americana y del campo nordista de 1864 para recrear este macabro espacio. No faltó la música para no escuchar el sonido de las torturas y ésta la pusieron músicos reales traídos desde Salas, Arauzo de Miel y Covaleda a los que se pagaron cantidades astronómicas para la época como 1.000 pesetas por jornada de rodaje.
Una de las escenas más espectaculares de cuantas registró Leone en el film es la que se representa la batalla por un puente en el Río Grande. Para ello, obreros de la comarca, ayudados del ejército de la capital, construyeron un puente de piedra de 100 metros de largo a base de piedra y madera. La anécdota más destacada de la película se encuentra relacionada con la pasarela. En la primera voladura se colocaron mal las cargas de pólvora y la explosión no sonó a gusto de Leone.
Por ello, se colocaron otros 500 kilos de pólvora para que el sonido fuera más espectacular. Cuentan las crónicas que antes de que Leone diera paso a la siguiente toma, uno de los miembros del equipo dio la orden de proceder de nuevo a la voladura. Ninguna de las doce cámaras instaladas en el lugar registraron la misma porque el director no dio las instrucciones de comenzar al equipo. El puente quedó reducido a cenizas sin tiempo para que las cámaras lo registraran y hubo que reconstruir todo el puente de nuevo.
La escena del cementerio de Sad Hill supone la cumbre de la película. En este espacio los tres protagonistas luchan para encontrar los 200.000 dólares que se encuentran enterrados en una tumba. La escena se rodó como si de un videoclip se tratara y es donde más aparece la banda sonora que coronó a Ennio Morricone. El decorado fue construido en apenas tres días por 250 soldados del ejército español.

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