El cine suena a lo que diga John Williams

  • John Williams, el genio de la música cinematográfica, cumple hoy 80 años. Coincidencia o no, este fin de semana llegan a los cines dos películas compuestas por él: 'War Horse', de su amigo Steven Spielberg, y 'Star Wars. Episodio I: La amenaza fantasma', reestrenada ahora en 3D. Además, tiene dos nominaciones a los Oscar de este año. Pocas personas han tenido tanta trascendencia como él en la historia del cine.
John Williams durante la gala de inauguración del Walt Disney Concert Hall de Los Ángeles en 2003
John Williams durante la gala de inauguración del Walt Disney Concert Hall de Los Ángeles en 2003
lainformacion.com
Fernando de Luis-Orueta

¿A qué suena una bicicleta que echa a volar? ¿Y las aventuras de un arqueólogo que huye de los nazis? ¿Y las fuerzas malignas de cualquier galaxia conocida? ¿Y la resurrección de los dinosaurios? ¿A qué suena Auschwitz? ¿Y el terrorismo de estado? ¿Y las trincheras de Normandía? ¿A qué suena una fiesta a la luz de la luna? ¿Y un aeropuerto cuando se queda vacío? Y un robo de un millón de dólares? A lo que John Williams diga. Porque este compositor que hoy cumple 80 años ha puesto música a muchas de las películas más importantes de la historia del cine.

Nacido en Nueva York y criado en Los Ángeles, su carrera arrancó vinculada al jazz como su padre percusionista y al cine, como todo el mundo de su alrededor. De su paso por el Ejército donde dirigió una banda militar le queda el gusto por las marchas y de sus trabajos como intérprete al servicio de los grandes compositores de Hollywood, un minucioso conocimiento de los resortes de la música cinematográfica.

En sus primeras composiciones, firmadas como Johnnny Williams y en gran parte destinadas a la televisión, había mucho jazz y muchas ganas de comerse el mundo. No le importó demasiado cuando le encasillaron en películas de catástrofes como La aventura del Poseidón o Terremoto porque al mismo tiempo jugaba con la comedia en Cómo robar un millón y... o adaptaba a la gran pantalla un clásico musical del calibre de El violinista en el tejado, con el que ganó su primer Oscar.

La suerte terminó de sonreírle cuando a un director novato le sugirieron que buscara a John Williams para poner música a su debut cinematográfico. El principiante se llamaba Steven Spielberg y con Loca evasión comenzó oficialmente una de las colaboraciones más fecundas de la historia del cine. "De no ser director, mi sueño siempre fue componer bandas sonoras, y esto se debe a mi admiración por John Williams", confesaba Spielberg en una reciente entrevista.

Y, en efecto, todas sus películas menos una (El color púrpura, además del telefilm El diablo sobre ruedas) tienen música de John Williams: Tiburón, la saga de Indiana Jones, E.T., El imperio del Sol, Hook, Parque Jurásico, La lista de Schindler, Salvar al soldado Ryan, Inteligencia artificial, Múnich... Cada obra maestra del realizador lleva aparejada una genialidad del músico. Pero su carrera no termina, ni mucho menos, en la filmografía de Spielberg.

Un año después de romper esquemas con Tiburón, puso música a La trama, el canto del cisne de Alfred Hitchcock; y un año más tarde, un buen amigo de Spielberg le propuso emular a Richard Strauss para una arriesgada película independiente que ningún estudio de Hollywood quería financiar.

Se apagan las luces. Suena una fanfarria. La pantalla en negro. Unas sencillas letras azules rezan: "Érase una vez en una galaxia lejana, muy lejana...". Sí, lector, esa música que estalla en tu cabeza también es de John Williams. Como lo es la marcha que acompasa el pesado caminar de Darth Vader, la que festeja las victorias rebeldes y o la que describe el flechazo entre una joven reina y un prometedor caballero. En las seis películas que componen la doble trilogía de Star Wars la música de John Williams apenas deja de sonar.

Pese a su pasado jazzístico, John Williams es recordado por todos como músico sinfónico, de sonido ampuloso y vibrante, genio de los metales y amante de las cuerdas. Pero en su larga filmografía hay mucho más que rotundos solos de trompeta, hay conciertos para violín, sonatas de piano, piezas para big band, experimentos con instrumentos raros y exquisitas composiciones reservadas a los virtuosos.

El maestro ha forjado a lo largo de estos años colaboraciones más o menos estables con otros realizadores como Oliver Stone(Nacido el 4 de julio, JFK, Nixon) o Chris Columbus(Solo en casa, Quédate a mi lado, Harry Potter y la piedra filosofal). Su música ha sido la sintonía de los informativos de la NBC durante muchos años y ha puesto banda sonora a los Juegos Olímpicos de 1984 (Los Ángeles), Seúl (1988) y Atlanta (1996).

En 1993 anunció su retirada y, aunque por ahora no se ha llegado a producir, es cierto que su actividad se ha ido reduciendo considerablemente. De hecho, hacía tres años que no se estrenaba ninguna película con música de John Williams hasta que este pasado 2011, acompañando a su alter ego Steven Spielberg, ha editado Las aventuras de Tintín: El secreto del Unicornio y War Horse (Caballo de batalla), que se estrena este viernes en España (el mismo día que vuelve a las salas otra cinta con música suya: Star Wars. Episodio I: La amenaza fantasma).

Por ambos trabajos ha recibido sendas nominaciones a los Oscar. Y ya van 47, lo que le convierte en la persona viva con más candidaturas, sólo superado por Walt Disney (59). Sin embargo, tiene tan sólo cinco estatuillas: la ya mencionada adaptación de El violonista en el tejado y sus composiciones para Tiburón, La guerra de las galaxias, E.T. y La lista de Schindler).

Frías cifras incapaces de reflejar quién es John Williams: uno de los músicos más relevantes del siglo XX pero, sobre todo, el genio que supo interpretar la melodía de los sueños.

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