Érase una vez una vaca que cayó del cielo…

  • En la última película de Ricardo Darín, 'Un cuento chino', todo empieza con una vaca que cayó del cielo a miles de kilómetros de distancia de Buenos Aires. Una fábula sobre la supervivencia que llega este viernes a los cines y en la que el actor argentino interpreta a un ferretero triste, maniático y enfrentado al sistema al que un chino perdido le complica la vida.
Borensztein dirige Un cuento chino
Borensztein dirige Un cuento chino
lainformacion.com
M. J. Arias

Cuando Sebastián Borensztein leyó en el periódico la "alucinante" historia de una vaca que cayó del cielo y hundió un barco en China no se lo podía creer. "Pasaban los días, no me la podía sacar de la cabeza y dije, bueno, esto va a ser la escena inicial de mi próxima película". Y así empieza Un cuento chino, una fábula en la que los protagonistas luchan por sobrevivir y en la que Ricardo Darín interpreta a un hombre apagado, paralizado en el tiempo y embutido en una bata gris. El estreno, este viernes.

Pese a un comienzo tan absurdo –este tiene una gran presencia en toda la película–, Un cuento chinono es una comedia. Se trata más bien de un drama en el que el director y los actores se han cuidado mucho de buscar la risa fácil. "No hemos construido una película que plantea una sucesión de gags. Hemos tenido que tener mucho cuidado de transitar por un tono muy delicado", explica el director. Pero, pese a la tragedia que invade a los personajes, el espectador se ríe. "Es muy triste y muy dramática, pero al juntarse la mirada externa hacia eso es gracioso", añade Borensztein.

Mucho tiene que ver en ello un, como siempre, impecable Ricardo Darín. El popular actor argentino se mete en la piel de un ex combatiente de la Guerra de las Malvinas que vive como paralizado en el tiempo y cuya forma de ganarse la vida es vendiendo tornillos en la ferretería que heredó de su padre, un inmigrante italiano. Roberto, así se llama, es huraño, malencarado y elude el contacto con otros seres humanos, pero aún así y pese a su aislamiento, o quizá precisamente por él, lucha contra el sistema sin tregua.

Roberto es un ser dramático y triste, pero ante sus rarezas, pataletas, salidas de tono y retahílas de insultos e improperios al más puro estilo argentino resulta imposible no responder con una sonrisa. Pocos actores pueden construir con éxito un papel así y que, además, resulte atractivo. Por eso todos quieren trabajar con Ricardo Darín. Lo dice el propio director de Un cuento chino cuando se le pregunta si siempre tuvo claro que quería al protagonista de El hijo de la novia a su lado.

"No pensé en él por temor a la frustración, porque todos los que escribimos guiones en Argentina pensamos en Darín. Y Ricardo no tiene ni la posibilidad ni las ganas de hacer todas las películas que se escriben. Luego tuve la suerte que apenas se lo di a leer me dijo: 'Yo quiero hacerlo'" explica Borensztein, quien ya trabajó con él en alguna cosa para la televisión. Al final, las cosas salieron a pedir de boca y la química entre Darín e Ignacio Huang –el actor que interpreta al chico chino– funcionó a la perfección. Además, Huang fue clave en el proceso de documentación en todo lo referente a la cultura de su país de origen.

En Un cuento chino hay muchas lecturas, detalles y matices esperando a que el espectador más perspicaz los descubra y aprecie. La lectura del director, artífice de todo, es la de la supervivencia. "Me parece que los personajes lo que buscan es sobrevivir a sus propias tragedias y cada uno lo hace como puede", analiza. El 'chino' del título es casi lo de menos. "Es una película que podría haber llamado simplemente Un cuento o Había una vez un ferretero. Es una historia universal. Es una fábula de cómo cuanto más dormida está una persona más fuerte es el cachetazo que le van a dar para despertarlo".

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