Algo grande estaba a punto de vivirse en Barcelona. Ese halo de espera ritual, ese juntarse con la masa hasta no dejar hueco y esa calma tensa presagiaban una noche única. El humo blanco y el look legendario de Robert Smith, el líder de The Cure, con los labios rojos, los ojos pintados de negro y el pelo despeinado hacían acto de presencia pasadas las 22:10 horas en el Primavera Sound como si de un acto solemne se tratase.
Sin embargo, fue todo eso combinado con los primeros acordes de la noche, esa mágica melodía de Plainsong la que puso la piel de gallina al público presente. Sin artificio, el sello post punk The Cure hipnotizaba Barcelona.
Larga vida al punk (tres horas no son nada)
Llevaban tres años sin tocar en nuestro país y para resarcirse los británicos decidieron darle un buen repaso a su discografía durante casi tres horas de concierto. Con tres bonus pasadas las dos horas de la actuación hiceron felices a unos cuantos, pero si hubieran decidido plantarse ahí nadie podría haberles reprochado nada (o casi hasta hubiera sido mejor).
Después llegarían Pictures of You, High, The End of the World, Lovesong, Push, In Between days o Just likeheaven con uno de los momentos de mayor furor. Después de la primera hora de concierto vimos a Smith por fin sacar su faceta más dramática, frotarse la cara, abrazarse y bailar como flotando.
La generosidad de The Cure
Uno de los instantes triunfales de la noche fue cuando casi todos los asistentes congreados en el escenario San Miguel (probablemente muy cerca de las 41.000 entradas vendidas estaban allí) se pusieron a saltar y a cantar Friday I'm in love, uno de los temas más conocidos de la banda británica y que ahora cumple 20 años.
One hundred years y Disintegration cerrarían la parte del concierto 'oficial'. Los bonus serían de lo más variado e irían desde Fight, un tema que no tocaban en directo desde 1987 hasta Just one kiss, una canción que estrenaron para el público del Primavera por primera vez en vivo. Boys don't cry fue el tema encargado de poner fin a tanto delirio, aunque eso sí, ya con el pelo de Smith en estado 'laca pura'. Aunténticos, un mito, una suerte para el Primavera Sound 2012.
Los pasos de Jonathan Pierce
Antes, en el mismo escenario calentaba motores Rufus Wainwright and his band y muy cerca, en el escenario Ray-Ban AfroCubism, con Eliades Ochoa y Toumani Diabaté al frente, hacía lo mismo al son bailón inspirado en Buena Vista Social Club.
Sólo unos minutos después de The Cure, arrancaban los neoyorquinos The Drums con un "¡Barceloooonaaa!", que tras recibir un aplauso por What you where, pidieron otro para los veteranos británicos.
El baile y la diversión con Jonathan Pierce, su voz, está asegurada. Sólo por verle bailar, un concierto de The Drums ya merece la pena, y así Pierce se movería de forma original al ritmo de Best Friend, Money, el single de su último disco, o Forever. Como traca final dejaría su tema más popular Let's go surfing y otro más lento, Don't buy the water. Un misterio aún el motivo por el cual no lo hicieron al revés. Cuestión de gustos.
The Rapture fue el grupo encargado de dar el petardazo final en el escenario grande del Primavera. Con su rica variedad de estilos y la preciosa (y también ecléctica) voz de Luke Jenner supieron dar aún más colorido a una jornada histórica del Primavera.
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