Mijalkov: "Nunca he servido al poder, pero siempre he sido fiel a mi patria"

  • Hijo del autor del himno de la URSS y amigo personal de Vladimir Putin, el cineasta Nikita Mijalkov recibe hoy en el Festival de Cine Europeo de Sevilla un homenaje a su carrera, aunque defiende su independencia ideológica: "Nunca he servido al poder, pero siempre he sido fiel a mi patria".

Mateo Sancho Cardiel

Sevilla (España), 10 nov.- Hijo del autor del himno de la URSS y amigo personal de Vladimir Putin, el cineasta Nikita Mijalkov recibe hoy en el Festival de Cine Europeo de Sevilla un homenaje a su carrera, aunque defiende su independencia ideológica: "Nunca he servido al poder, pero siempre he sido fiel a mi patria".

Nikita Mijalkov sigue siendo conocido por la película que le dio el Óscar en 1994, "Quemado por el sol", íntima denuncia de las purgas estalinistas que acabaron con millones de personas con cuya secuela volverá a representar a su país en Hollywood, y en Sevilla ha apelado a "los diferentes colores" que existen en el espectro político ruso en una entrevista con Efe.

"Quemado por el sol 2" retoma al coronel Kotov, héroe de la revolución que él mismo interpreta y que en este filme se ve envuelto, de nuevo frente a su rival Mitya (que recupera el actor Oleg Menshikov) en la Segunda Guerra Mundial, en plena batalla contra los nazis.

Mijalkov justifica esta vuelta a aquella historia: "Rusia, como muchos lugares del mundo, está perdiendo su sentido de la inmunidad y está olvidando todo rápido. Antes todas las clases, desde las esferas estatales a los campesinos estaban unidos por la memoria colectiva de la guerra. Ahora hemos perdido el respeto por la vida y por la muerte", asegura.

Pero en esta vuelta atrás, tras películas menos exitosas como "El barbero de Siberia" o "12", algunos han querido entender un regreso al prestigio desde que se le ha vinculado al presidente del gobierno de su país, Vladimir Putin.

"Existen campañas en la prensa o en internet al respecto, pero mi amistad con Putin no tiene nada que ver con los bienes materiales, nunca me he aprovechado de eso. Si a él le gustan mis películas será porque encuentra en ellas algo cercano a él, pero no creo que me repercuta negativamente", asegura el realizador en una entrevista con Efe.

Por eso, cuando se le pregunta por el paso atrás que la libertad de expresión ha encontrado bajo el mando de su amigo personal, contraataca: "¿Cuándo ha habido un paso adelante? Ahora la libertad se ha entendido como que uno puede escribir lo que quiera sin asumir el castigo que puede recibir por una calumnia", asegura.

Desde San Petersburgo a Mongolia, pasando por Moscú y Siberia, Mijalkov ha recorrido en su carrera la inmensidad de su país, siempre marcado por el espíritu de la gran literatura rusa de Tolstoi, Dostoievski o Chéjov, a quien adaptó en "Ojos negros" y con quien estableció vasos comunicantes en su retrato veraniego de las dachas entre "El jardín de los cerezos" y "Quemado por el sol".

"No somos un país frío como creéis vosotros. Somos muy calientes, incluso tenemos armas nucleares", dice provocador. "En la literatura rusa, las pasiones son absolutamente tremendas, y nuestro cine y nuestra vida lo reflejan", reflexiona.

Mijalkov, que ganó el León de Oro con "Urga, el territorio del amor" y habla español porque su criada era una mujer española llamada Juanita de la Torre, reconoce que sus ideas se han mantenido fieles a pesar de la desclasificación de los documentos de la Unión Soviética tras la caída del Muro de Berlín.

"De ninguna manera cambió mi opinión. Se acaban de editar mis entrevistas grabadas a lo largo de 40 años y leyéndolas, todo lo que dije aún está vigente. Sigo pensando lo mismo, no tengo películas que no me gusten y no me arrepiento de ninguna de ellas. Creo que es esa mi esencia como artista y como hombre", enfatiza.

Asimismo, mantiene sus críticas a la política de Boris Yeltsin: "Hace veinte años él quiso hacer una revolución desde arriba, pero la evolución desde abajo no tuvo lugar y por eso el abismo entre unos y otros es cada vez mayor", sintetiza.

Pero, pese a lo político de su discurso, recuerda que en sus películas prima siempre la emoción, lo que las ha convertido en clásicos universales. "Existen relaciones de amor en las que hay mucha violencia, pero por encima de todo me interesa el espíritu humano, las relaciones entre las personas".

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