Los héroes de Siria llevan bata blanca, salvan vidas y son objetivo de las bombas

    • Desde el inicio de la guerra siria en 2011 han muerto 700 médicos y más de 300 instalaciones han sido destruidas por las bombas.
    • "No tenemos electricidad, ni agua ni scanner. Ayer mismo operamos a un niño de diez años sin scanner. Afortunadamente todo fue bien", cuenta el doctor Kalazi, desde Alepo.
Varios enfermos en un hospital sirio /AFP
Varios enfermos en un hospital sirio /AFP

Los intereses geopolíticos, los odios y la religión llevados el extremo…poco importan cuando decenas de heridos sirios llegan al pequeño hospital de Ziv de Safed, situado en la frontera entre Siria e Israel. "No importa de dónde vengan, que lleguen de un país enemigo, los tratamos con compasión", explica por teléfono a www.lainformacion.com el doctor Oscar Embon.Aunque hace un año abandonó el hospital para dirigir otro en Guinea Ecuatorial, no puede olvidar el dolor de los que hasta allí siguen llegando. "Como médico, lo único que quiero es salvar la vida de la gente".

Durante los últimos tres años de guerra ha tratado a los heridos sirios. Mujeres, niños, jóvenes, insurgentes, leales a Assad que llegan a este hospital israelí. "Cualquier persona que necesita ayuda urgente, que llega a la frontera, es tratado primero por el ejército que después los trae hasta nuestras instalaciones". En su hospital no se discrimina entre heridos y su procedencia, solo intentan salvar y ayudar.

El doctor Embón recuerda que al principio del conflicto los sirios llegaban con las heridas tratadas de "manera precaria". La situación empeoró. "Llegaban con ellas abiertas porque los doctores han huido del país o han sido blanco de los ataques. Prácticamente no quedan médicos en el país", denuncia.

Las víctimas no hablan mucho. Están heridas y se encuentran en otro país que no es el suyo, con otro idioma y cultura. "Disponemos depersonal que habla árabey que ofrece apoyo psicológico tras el tratamiento", señala. "Lo único que les preocupa es saber cómo están al otro lado de la frontera", lamenta. Una vez que se recuperan, la conversación empieza a fluir. "Sufren una angustia muy grande porque quieren encontrar a sus familiares", explica. Precisamente, reencontrarse y juntarse de nuevo es una de las grandes dificultades para los sirios, a los que las bombas, si no les matan les dividen.

En las instalaciones del pequeño hospital de Ziv de Safed los heridos de la guerra civil suman ya 600 de los cuales el 20 por ciento son menores de 18 años y el 10 por ciento mujeres. "Mi mayor alegría es que un enfermo consiga salir por su propio pie del hospital".Doctor en Siria, profesión de alto riesgo

Los morteros sobrevuelan sobre sus cabezas y las bombas alcanzan sus centros médicos. Ser médico es una profesión de alto riesgo en Siria. El hospital de Zafarana, gestionado por MSF y situado en la región siria de Homs, fue uno de los últimos centro médicos seriamente dañado a finales de noviembre tras recibir el impacto de bombardeos con barriles bomba que provocaron la muerte de siete personas y heridas a otro medio centenar, incluidos dos miembros del personal sanitario.

Desde el inicio de la guerra en Siria en 2011 han muerto 700 médicos y más de 300 instalaciones han sido destruidas por las bombas, según Physicians for Human Rights. Varias organizaciones, entre ellas Journal of Medicine, denuncian que la interrupción de los servicios de salud se ha convertido en un arma de guerra que el gobierno sirio está utilizando contra los que se oponen al presidente Bashar Assad .

El Dr Maje Aboali es uno de los héroes de bata blanca de Siria. Pese abandonar el país el año pasado continúa coordinando los servicios médicos en Siria. "Me fui porque era demasiado difícil conseguir un poco de leche y pañales", cuenta en una entrevista en Newsweek. Si para un médico el acceso a los servicios básico es una pesadilla, imagínense para un abogado o un profesor.

Los que se queda saben a lo que se enfrentan: bombas, torturas o desapariciones. " Al doctor Adnan Wahbie loasesinaron en 2012 en su clínica. A mi colega Osama Baroudi los torturaron hasta la muerte en un cárcel. El doctor Mahmoud Rifai está arrestado desde 2012", cuenta desde Turquía.

Los pocos hospitales que continúan en servicio sufren enormes daños. Rami Kalazi, un doctor que continúa en Alepo describe el drama. "No tenemos electricidad, ni agua ni scanner. Ayer mismo operamos a un niño de diez años sin scanner. Afortunadamente todo fue bien". Su hospital ha sido bombardeado 35 veces, pero si ahora se va nadie podrá cuidar de los cientos de incocentes víctimas de las bombas.

La proteccion de los hospitales durante un conflicto bélico está recogido en el artículo 18 de la Convención de Ginebra. Bombardear los centros hospitales podría constituir un crimen de guerra. Aún así, está táctica se ha utilizado por todos los bandos en tiempo de guerra: Bosnia, Kosovo, Palestina... "El efecto destructor de estos ataques es enorme", concluye el doctor Embon.

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