La idea más audaz del experto al que Rajoy ha encargado la reforma fiscal: pagar a los parados para que acepten un empleo

    • En 2002, Manuel Lagares propuso una paga mensual en el IRPF para los perceptores de prestaciones por desempleo que aceptaran una oferta de trabajo.
    • El sistema se aplica con éxito en países como Irlanda, donde los parados de larga duración continúan percibiendo una parte de su prestación aunque encuentren un empleo.

Los parados percibirían una paga mensual con cargo al IRPF por aceptar un puesto de trabajo.
Los parados percibirían una paga mensual con cargo al IRPF por aceptar un puesto de trabajo.

Un impuesto negativo o, dicho en términos menos técnicos, una paga mensual con cargo al IRPF a modo de incentivo para que los parados que están cobrando una prestación del sistema público de protección por desempleo acepten las ofertas de trabajo que les lleguen.

Ésa es quizá la más llamativa de las ideas que el hombre al que el Gobierno ha encargado la modernización del sistema fiscal español, Manuel Lagares, planteó en 2002 cuando el Ejecutivo entonces presidido por José María Aznar le encargó la reforma del IRPF.

El documento de propuestas que entonces presentó la comisión de expertos presidida por el prestigioso catedrático de Hacienda Pública planteaba la concesión de "una cantidad a tanto alzado a los individuos que pasen de la situación de desempleo a la de empleo".

La posibilidad sería finalmente rechazada por el Gobierno, cuyo titular de Hacienda, por cierto, era el mismo que ahora, Cristóbal Montoro, que este martes se reúne por primera vez con los expertos que deberán perfilar los márgenes del nuevo sistema fiscal.

Con la tasa de paro por encima del 27% y el gasto en prestaciones en máximos históricos, es posible que el Gobierno vea ahora con otros ojos aquella propuesta.

Al fin y al cabo, el incentivo propuesto hace más de una década por la Comisión Lagares trataba de hacer frente a una distorsión que el Gobierno ha manifestado expresamente su intención de combatir en el último Plan Nacional de Reformas remitido a Bruselas: la llamada 'trampa del desempleo'.

¿Qué es la 'trampa del desempleo'? Según algunos expertos, es una suerte de reacción acomodaticia que se produce entre los perceptores de prestaciones por desempleo y que se traduce en la falta de estímulo para buscar un trabajo o para aceptar las ofertas de empleo que les llegan ante la percepción de que el salario que se les va a ofrecer no va a mejorar sensiblemente las percepciones mensuales que les garantiza la prestación.

El Ministerio de Empleo ha decidido afrontar esta supuesta práctica intensificando los controles sobre el denominado compromiso de empleabilidad, es decir, la certificación de que se está buscando activamente empleo, la disponibilidad para aceptar una oferta, etc...

La Comisión Lagares optaba, por el contrario, por la vía de la subvención presupuestaria con el objetivo de "conseguir un mayor deseo o interés en la vuelta al trabajo por parte de quienes hoy están en desempleo percibiendo un subsidio".Pagar por aceptar un trabajo

Lo que se proponía era un crédito fiscal en el IRPF (al modo de la paga mensual de 100 euros para madres trabajadoras) que sólo se concedería a los beneficiarios de prestaciones por desempleo que aceptasen una oferta de trabajo.

El objetivo era garantizar a los beneficiarios que la aceptación del empleo se traduciría en una mejora sustancial de sus percepciones e incentivar así su movilidad desde el paro a la ocupación.

La comisión planteaba, asimismo, una serie de cautelas para evitar situaciones fraudulentas.

Por ejemplo, se restringía el acceso al incentivo a los parados que llevaran más de seis meses en esa situación, para evitar despidos con el único objetivo de percibir la ayuda; se prohibía su cobro por trabajadores contratados por la misma empresa que los despidió; y se estipulaba que durante el cobro del incentivo no se generarían nuevos derechos de prestación.

¿A cuánto ascendería el incentivo? La comisión no lo determinaba y se limitaba a sugerir ser cuidadoso en la definición del periodo durante el que se podría cobrar. "Un tiempo excesivamente largo puede tener un impacto presupuestario difícilmente soportable, mientras que un tiempo muy corto tendría un efecto reducido sobre el empleo".

El único referente disponible al respecto es la experiencia de países como Irlanda, donde incentivos similares se han aplicado con éxito para fomentar el autoempleo entre los desempleados.

Hasta los ajustes forzados por la troika, Irlanda abonaba el 100% de la prestación durante el primer año de autoempleo, el 75% durante el segundo, el 50% en el tercero y el 25% en el cuarto; desde 2009 sólo se mantienen las ayudas de los dos primeros años.

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