La inoportuna rebaja del IRPF: no importa la economía, se buscan votos

El ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, habla con el líder de Ciudadanos, Albert Rivera, en una sesión parlamentaria. :: efe
El ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, habla con el líder de Ciudadanos, Albert Rivera, en una sesión parlamentaria. :: efe
Alain Cuenca

En el mes de julio los profesores de universidad trabajamos, aunque la mitología popular más extendida crea lo contrario.

Es un buen momento para cerrar temas pendientes, aprovechando que las clases han terminado y que –para los que seguimos la actualidad económica- suele haber menos noticias relevantes en este ámbito. Sin embargo, este año el anuncio de una nueva rebaja del IRPF para 2018 nos tiene entretenidos.

Para dar su apoyo al 'techo de gasto' en el Parlamento, trámite que inicia la elaboración de los presupuestos generales del Estado, Ciudadanos ha exigido una modificación del IRPF.

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Se trata de una reducción modesta, estimada en unos 2.000 millones de euros. Esta medida es inoportuna desde el punto de vista macroeconómico por su carácter procíclico.

Además, España todavía está inmersa en el Procedimiento de Déficit Excesivo de la UE y en consecuencia debe reducir su déficit, no sus impuestos.

Por último, en un país con ingresos públicos de entre los más bajos de la zona euro, se sigue desarmando fiscalmente al Estado, en lugar de reforzar políticas sociales, políticas activas de empleo, investigación y desarrollo o cualquier otra política pública.Opción discutible

El partido naranja ha elegido una opción discutible en todos los frentes que acabo de señalar, pero es probable que no haya una explicación económica tras su elección, sino razones puramente políticas: se buscan votos.

Y quizá se haya incurrido en otro mito popular: pensar que el número de votos aumenta proclamando "que el dinero es más rentable en el bolsillo de los contribuyentes", como ha dicho su Presidente.

La reforma del IRPF prevista tiene dos componentes. Por un lado, algunas deducciones de la cuota para familias numerosas con hijos discapacitados o mayores a cargo que alcanzaría a unas 700.000 personas, con lo que se estima una pérdida de recaudación de unos 800 millones de euros.

Obviamente, los beneficiarios de este tipo de favores fiscales estarán encantados. La duda surge cuando se aplican con independencia del nivel de renta.

Podría suceder que reste votos en vez de sumarlos, porque los contribuyentes que no la reciben sientan que, una vez más, las políticas públicas favorecen también a quienes no las necesitan.

La segunda parte de la rebaja pretende elevar el umbral de quienes no pagan IRPF hasta los 14.000 euros (además de reducir la presión fiscal hasta 17.000 euros).

En esta ocasión, el público objetivo son personas de ingresos bajos (mileuristas, pensionistas, desempleados) y políticamente también las personas sensibles a la desigualdad, que son muchas en España.

Sin embargo, esta medida aparentemente en apoyo de las rentas más bajas, presenta un problema que creo necesario destacar. Lo que estamos diciendo a nuestros conciudadanos es que si ganas poco, no contribuyes.

O sea no formas parte plena de la sociedad, y lo que recibes de ella, en forma de servicios sanitarios, educativos, de transporte público u otros, se te regala porque no eres capaz de ganar lo suficiente.

La Constitución de 1978 en su articulo 31 proclama: "Todos contribuirán al sostenimiento de los gastos públicos de acuerdo con su capacidad económica".Un proyecto común

Los impuestos nos unen en un proyecto común porque todos contribuimos según nuestra capacidad. Y me parece un error excluir a grupos cada vez más numerosos del orgullo de contribuir a los gastos comunes –siquiera modestamente- y con ello restarles legitimidad para recibir servicios públicos que nos igualan.

Esta forma de exclusión social –no deliberada, supongo- se refleja en la ingenuidad con que el Presidente de Ciudadanos, Albert Rivera, ha sintetizado su propuesta: "Quien cobra menos de 14.000 euros no tendrá que hacer declaración”.

Confío en que los detalles legales que se conocerán en otoño desmientan esa afirmación y que las rentas bajas del trabajo sigan sujetas a retención, de modo que para que el IRPF resulte nulo, sea necesario presentar la declaración y cobrar la devolución de lo retenido. Presentar la declaración del IRPF también es una forma de pertenecer a la sociedad.

Además, las clases medias pueden percibir estas medidas como nuevos regalos fiscales para quienes ganan poco.

Los datos de 2015 recién publicados revelan que hay 6,2 millones de contribuyentes con rentas entre 21.000 y 60.000 euros, que generan más de la mitad de la recaudación por IRPF (53,5%).

Aumentar el peso que soportan las clases medias erosiona la confianza en el impuesto y por tanto debilita al Estado.

¿Dónde hay más votos? ¿Entre los beneficiados por estas medidas propuestas por Ciudadanos o en las clases medias que asumen de facto nuevas cargas? La respuesta, quizá, en las elecciones generales de 2020.

*Profesor Titular de Economía Pública de la Universidad de Zaragoza

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