Los defensores de la Sanidad Pública logran que Amancio Ortega caiga mejor

  • Sería estupendo que el ejemplo cundiera en toda España y que muchos empresarios se dedicaran al noble arte de las donaciones. Porque el estado tiene un dinero limitado.

    Estoy convencido de que los familiares de mujeres con cáncer de mama estarán encantados con la donación de 320 millones de Amancio Ortega.

Andalucía pone en funcionamiento en Córdoba el primer equipo de radioterapia de la donación de Fundación Amancio Ortega
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EUROPA PRESS

Un día, a Amancio Ortega, fundador de Zara, se le ocurrió la idea de donar 320 millones de euros a la sanidad española. Así muchos hospitales podrían comprar costosos equipos, especialmente aparatos para la detección del cáncer.

Inmediatamente, varias asociaciones para la Defensa de la Sanidad Pública dijeron que no hay que aceptar estas donaciones. Dicen que la sanidad pública debe financiarse con dinero público. Si hacemos caso a estas asociaciones, Amancio Ortega será 320 millones de euros más rico, y nosotros igual de pobres.

Pero hay otros argumentos para tapar la boca de estas asociaciones. El principal es el siguiente: si una persona dona dinero a cualquier institución pública, el estado podrá disponer de esa cantidad para otros gastos. Es decir, si los hospitales españoles se llenan de aparatos de mamografía ‘gratis total’, el gobierno regional podrá destinar buena parte de sus presupuestos a comprar más libros para niños, dar más becas, mejorar los geriátricos, construir más carreteras o ayudar a las familias más pobres. Es así de sencillo.

Sería estupendo que el ejemplo cundiera en toda España y que muchos empresarios se dedicaran al noble arte de las donaciones. Porque el estado tiene un dinero limitado. En la crisis que estalló en 2008 nos dimos cuenta de ello, porque los gobiernos de Zapatero y de Rajoy se dedicaron a recortar gastos. La hucha estaba vacía.

Estas asociaciones de defensores de la Sanidad Pública deberían aplaudir las donaciones. Es más, estoy convencido de que los familiares de mujeres con cáncer de mama estarán encantados con la donación de Amancio Ortega. Lo que pasa es que algunas personas quieren que el estado pague todos los gastos, y que lo haga subiéndonos cada vez más los impuestos. Una de las asociaciones proponía precisamente eso: rechazar el regalo de Ortega, y subir los impuestos.

Yo soy uno de los defensores de la Sanidad pública. Creo que la sanidad española es una de las mejores del mundo. Pero no se me ocurriría oponerme a una donación, ni de sangre ni de dinero. Técnicamente son lo mismo. Es más, el donante de sangre recupera sus plasma sanguíneo de forma automática en pocas horas, pero el donante de dinero no lo recupera nunca.

Pero un momento: ¿quiénes son los que nos están produciendo ese bochorno? ¿Son asociaciones altruistas sin prejuicios? ¿Acaso usuarios idealistas? Pues no. Son portavoces vinculados a determinados grupos políticos. Concretamente a Izquierda Unida, las Mareas, Podemos y… bueno, para qué seguir. No se oponen a las donaciones porque crean firmemente en la sanidad pública, sino porque Ortega es un empresario. Punto. Pero con esas críticas absurdas están logrando que la gente simpatice más y más con el empresario leonés.

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