Las multas por pasear perros sin correa pueden llegar hasta los 3.000 euros

  • Todos los perros, y no solo los peligrosos, están obligados a pasear con correa si sus dueños no quieren exponerse a una multa.

    No existe una única ley estatal que regule y castigue a los dueños de los animales que van por la calle sin correa; las penas varían según las ciudades.

Los perros deben pasear atados por las ciudades no solo por la tranquilidad de los demás viandantes, sino por la propia seguridad del animal.
Los perros deben pasear atados por las ciudades no solo por la tranquilidad de los demás viandantes, sino por la propia seguridad del animal.
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Todos los perros están obligados a pasear atados. Todos, y no solo los peligrosos, como cree mucha gente. Aunque principalmente esta norma responde a la tranquilidad de los demás viandantes, también obedece a la seguridad del propio animal, que puede ser atropellado por los vehículos que circulan por la calzada, introducirse en estancias peligrosas para él o perderse en a lo largo del paseo.

No existe una única ley estatal que regule y castigue a los dueños de los animales que van por la calle sin correa. Son las normas municipales las que obligan a usar las medidas de protección, y dicta las penas de multa en que pueden incurrir sus dueños si no se respetan.

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Poco a poco las ciudades reservan espacios caninos dentro de los parques para que los animales puedan correr a su antojo. Ahí no están obligados a permanecer atados, lo que les permite realizar el ejercicio físico que necesitan para tener una vida saludable.

Llevar animales sueltos en zonas no reservadas para ellos puede acarrear una multa que oscila entre los 150 y los 300 euros. La misma cantidad se paga en Bilbao, y algo menos, de 90 a 150 euros, en Pamplona. Paradójicamente, ciudades más pequeñas como Cartagena o el Prat de Llobregat encarecen las multas varios centenares de euros. En el caso de la localidad catalana, las infracciones se pagan a 200 euros, que suben hasta los 700 en caso de reincidencia. Cartagena va todavía más allá: la reincidencia se castiga con multas de hasta 1.750 euros.

Cuando la mascota está clasificada dentro de las 8 razas de perros potencialmente peligrosos, descritas en la ley que se aprobó en 2002, las multas por no llevarlos atados suben exponencialmente. En Santander supone una infracción grave castigada con multas de entre 300 y 2.400 euros. Cartagena vuelve a situarse como la más estricta, con sanciones que pueden llegar a los 3.000 euros.

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