Siria tiende a la fragmentación pero no a la paz

  • Durante estos cinco años, se han lanzado varias propuestas para encontrar una solución al conflicto en Siria que han fracasado.

Imagen de la destrucción de Siria / AFP
Imagen de la destrucción de Siria / AFP

La guerra en Siria, que cumple cinco años, transformó las vidas de millones de personas y el mapa geoestratégico de una de las regiones más convulsas del mundo. El conflicto comenzó en 2011 tras la represión sangrienta por el régimen de Bashar al Asad de manifestaciones en las que se reclamaban reformas sociales y libertad. En esa guerra, que actualmente involucra a distintos actores y países, ya han muerto unas 400.000 personas y más de la mitad de la población se ha visto obligada a desplazarse dentro y fuera de fronteras.

Durante estos cinco años, se han lanzado varias propuestas para encontrar una solución al conflicto en Siria que han fracasado. Siempre la suerte del presidente sirio, Bashar al Asad, era el principal punto de discordia.

Los aires de la primavera contagiaron las las calles de Damasco en marzo de 2011 hasta hoy. Durante estos cinco años, el conflicto no ha parado de agravarse, no ha vivido un día sin respiro. De aquellas protestas pacificas hemos pasado a una encarnizada guerra sectaria con implicación de multitud de actores extranjeros. Un horror que hace cinco años prendía su mecha y que nadie ahora sabe cómo apagar. 

El conflicto ha desdibujado fronteras, expulsando a millones de personas a los países vecinos y amenazando la seguridad de la Unión Europea que se tambalea con la llegada masiva de refugiados. ¿qué ha pasado en estos cinco años? LaInformación.com habla con cinco expertos para analizar el alcance de los cinco años de guerra siria. Ignacio Álvarez-Ossorio, experto en islamismo y profesor de Cultura Islámica en la Universidad de Alicante, Manuel R. Torres, profesor Titular del Área de Ciencia Política y de la Administración de la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla; Félix Arteaga, especialista en defensa del Instituto ElCano, Jesus Nuñez, codirector de Iecah y Raad Salam Naaman, especialista, responden a cinco preguntas sobre esta sangrienta guerra.

El enfrentamiento sectario entre suníes y chiíes, es una de la causas de este confluicto pero la batalla, se libra por el control político de Oriente Medio mas que por una determinada manera de entender el Islam. "Está en juego la apetencia de algunos países que han visto en la caída del régimen de Al Assad un a ventaja para ellos", asegura Manuel R. Torres.

Arabia Saudí recela de cualquier movimiento regional que pueda ir en contra de su dominio y el apoyo de Irán al régimen de el Asad se percibe como una amenaza mayor. Siria se ha convertido así en campo de batalla donde los frentes se multiplican. Es difícil explicar cuántos.

Por un lado rebeldes que van de moderados a islamistas radicales, por otro las fuerzas del régimen, en el norte los kurdos y todo ello sin olvidar al Estado Islámico, al que todos combaten o al menos dicen combatir. Cada uno de estos actores tiene diferentes socios internacionales. EE.UU y sus aliados occidentales, Turquía, Rusia, Irán, Arabia Saudí, las milicias libanesas de Hezbollah, grupos chiíes de Irak y Afganistán y facciones árabes de Al Qaeda se reparten en un entramado de  frentes infinitos y batallas cruzadas tan complejo como difícil intuir cuándo puede acabar.

“La fragmentación sería un fracaso internacional porque sería crear nuevas unidades políticas Se lanzaría el mensaje de romper fronteras para crear nuevas. Y con esa solución surgirían nuevos conflictos” asegura Manuel Torres. Una opinión que comparte Félix Arteaga: "Desde los Balcanes, lo más rápido para pacificar países ha sido la fragmentación. Pero será difícil poner fronteras al conflicto sobre todo porque ello llevaría a reconocer Estado Islámico. 

Precisamente, mucho se habló de la posibilidad de una intervención militar en 2013.Fue en ese año cuando se habló de la líneas rojas y de una hipotética inrtevención miliar. “No es fácil que se hubiera producido intervención militar porque las posiciones de los países estaban marcada por Libia. Libia fue un fracaso y no se logró una situación sostenible. Además está la presión de la opinión pública, partidaria de que la intervención militar no resuelve los problemas”, insiste Felix Artega.

Convertida en una tragedia humanitaria de este siglo, el conflicto amenaza el futuro de Oriente Medio, impulsa la expansión del terrorismo y amenaza la la seguridad mundial, lo que empezó como una guerra civil en la primera gran guerra internacional.  "Si al principio se hubieran adoptado medidas se podrían haber evitado esta catástrofe. Se pudieron plantear zonas de exclusión aérea, corredores humanitarios o sobre todo, haber lanzado un mensaje claro al régimen marcándole las líneas roja. Sira es la mayor crisis en la región en un siglo", concluye Ignacio Álvarez-Ossorio.

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