Los enclaves militares de EEUU, preparados para intervenir en Libia

  • Cuatro buques de guerra en el Mediterráneo, uno más en el Golfo de Adén, dos bases de operaciones en Europa y hasta seis bases aéreas: Estados Unidos cuenta con numerosos puntos en el mapa para coordinar un ataque contra Libia si quiere.
Borja Ventura

La tensión acumulada durante semanas de protestas en Libia ha acabado por convertirse en una cruenta guerra civil en la que Muamar al Gadafi no ha dudado en bombardear a su propio pueblo. Las primeras decisiones de la comunidad internacional empiezan a llegar, pero ni la expulsión de la Comisión de Derechos Humanos de la ONU ni la apertura de una investigación por parte del Tribunal Penal Internacional parecen frenar a Gadafi. ¿Es verosímil una intervención militar aliada en Libia?

Aunque no hay nada como activar la industria armamentística para combatir la crisis económica y nada mejor que la designación de un enemigo común para superar periodos difíciles, es presumible que los aliados no tomen una decisión rápida al respecto. No se hizo en la Segunda Guerra Mundial, no se hizo en los Balcanes y es de esperar que tampoco suceda en Libia, que controla la llave del petróleo que surte a muchos países europeos y que puede provocar una escalada del precio del crudo que haga sucumbir la aún débil recuperación económica.

Pero, ¿y si se decidiera intervenir? Si decidieran iniciar una guerra sólo con el potencial militar de Estados Unidos se podría desequilibrar el conflicto. Si hace unos días se especulaba con que dos buques de guerra se desplazaban hacia el Mediterráneo, ya son cuatro los que surcan nuestras aguas y un quinto, la mayor máquina militar del mundo, aguarda para cruzar el Canal de Suez si fuera necesario.

Los que ya están son el USS Barry, un destructor con 300 militares a bordo y numerosos misiles apuntando hacia Trípoli, el USS Ponce, con hasta 1.300 militares y seis helicópteros anfibios, el USS Kearsarge, preparado para que un millar de marines y otros tantos operarios lo pueblen, y el USS Mount Whitney, desde el que se dirige la Sexta Flota naval norteamericana. A centenares de kilómetros al este aguarda el USS Enterprise, con sus 90 plazas para helicópteros y cazas de combate y sus casi 6.000 militares.

Pero el dispositivo militar estadounidense no termina ahí: desde la base de operaciones aéreas de Rammstein, en Alemania, y la base naval de Nápoles, en Italia, se podría coordinar la acción de las mútilples bases estadounidenses y de la OTAN que alberga Europa. Desde Lajes, en las Azores, hasta Rota y Morón en España, pasando por Mildenhall en Reino Unido, Aviano en Italia, Spangdhalem en Alemania o Incirlik, en Turquía.

Si decidieran intervenir se enfrentarían al vigésimo quinto país con mayor gasto militar del mundo, sobre un 4% de su PIB, según la CIA, y al trigésimo noveno en importancia, dos posiciones por debajo del de Irak, según Global Fire Power. Aunque en apariencia no sea un rival terrible, que tenga una de las principales reservas de crudo del planeta agrava el problema.

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