A las 5:00 de la mañana arranca la jornada del opositor Leopoldo López. Encarcelado desde hace dos años, todos sus días son prácticamente iguales. Aislado en un edifico de la cárcel de Ramo Verde, apenas tiene contacto con gente desde hace 730 días, los que lleva entre rejas. La Biblia y un libro, una película de dos a cinco y un huerto en el que planta tomates y lechugas le da la vida, cuenta su abogado Juan Carlos Gutiérrez a www.lainformacion.com
Hace unos meses le quitaron la radio y los canales internacionales, su única ventana con la realidad. No tienen posibilidad de recibir ni emitir correspondencia ni por escrito ni tampoco por correo electrónico. La única visita que recibe es la de sus abogados de lunes a jueves durante una sola hora y la de su familiares entre viernes, sábado y domingo durante un horario parcial. Si un periodista quiere visitarle, no puede. Si un periodista, quiere enviarle un cuestionario, tampoco puede. Así consume Leopoldo López su vida, con la esperanza de salir en cualquier momento de la cárcel.
Unos 26 kilómetros separan su Caracas natal de la cárcel militar de Ramo Verde, un penal de máxima seguridad en el que están encarcelados 190 presos que pasan su condenan en otro edificio sin contacto con Leopoldo López. Él solo habla con su carcelero, un agente de los servicios de inteligencia bolivarianos.
El trayecto desde la capital venezolana a la cárceles un reflejo de la decadencia de una país sumido en una crisis alimentaria, de seguridad y sanitaria. La gente forma grandes filas para conseguir alimentos, una situación que desencadenó las protestas que encabezó López y por las que el opositor fue condenado a 13 años y 9 meses de prisión.
Los dos años de aislamiento de Leopoldo López coinciden con los dos años de la mayor crisis del país Sudamericano. Pese a no ser testigo directo del drama de su pueblo, Leopoldo López lo conoce muy bien. Su esposa y sus hijos le visitan todos los fines de semana y le cuentan que no hay medicinas, que es imposible conseguir papel higiénico y que para visitarle, primero le someten a vejaciones.
Pese a las provocaciones Leopoldo Lopez está sereno y muy sólido con su ideas. El pueblo venezolano habló el 6D y le ha dado la razón. Con la mayoría de la oposición en la Asamblea Nacional, los venezolanos han dicho basta y reclaman soluciones a la incapacidad del presidente Nicolás Maduro para resolver los problemas del país.
Desde su celda, López dibuja el futuro del país. A su salida de la cárcel devolverá el cariño a su familia durante un tiempo para después recorrer Venezuela. Uno por uno quiere visitar todos los estados y capitales del país para empezar con su proyecto democrático. Actuar construir y unirse es la fórmula del triunfo de la democracia para el dirigente de Voluntad Popular y ese proyecto lo hará en sintonía con los otros líderes políticos, Henrique Capriles, Ramos Allup, entre otros.
Lejos de derrumbarse Leopoldo tiene fe y esperanza. Ha pasado dos años entre rejas pero pronto podría salir. La AN aprueba en primera instancia la Ley de Amnistía para opositores presos, el primer borrador de una normativa que podría devolver la libertad a Leopoldo y los otros cien hombres y mujeres valientes que tratan de devolver la democracia a Venezuela.
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