Chávez, tocado, tiene dos años para rehacer su influencia

  • Hay una verdad indiscutible: se salvó la democracia como sentido de representatividad de los grupos que conforman el contexto general del país, pero cuidado: no pasó el peligro.
Hugo Chávez
Hugo Chávez
Raúl Arias
Rafael del Naranco (Caracas)

Chávez está tocado, no herido; seguirá siendo presidente en los próximos dos años con las consecuencias que emanan de un Jefe del estado con potestades absolutistas.

El reto del oficialismo era obtener 110 representantes de los 165 en disputa para garantizarse la mayoría calificada.

La Mesa de la Unidad les estropeó el juego. Al haber obtenido 62 escaños – pueden ser más, al estar varios en litigio - rompió la totalidad necesaria para designar a unos aliados del gobierno, como son los magistrados del Tribunal Supremo de Justicia, los titulares de la Fiscalía General de la República, Defensoría del Pueblo y Controlaría General, así como los rectores del Consejo Nacional Electoral (CNE), brazos todos ellos ejecutores, a tiempo completo, de la política de Chávez.

Si la oposición alcanza 66 curules – y es factible- quiebra las tres quintas partes (99) que se requieren para aprobar las leyes habilitantes que intentara introducir el Ejecutivo.

Con todo, una realidad: Chávez no menguará el ritmo de su proyecto político. Los resultados de ayer los despreciará a razón de su talante autoritario.

El día que perdió el referéndum de la reforma constitucional, se expresó de la oposición de una forma escatológica: "Una victoria de mierda". Y en las semanas siguientes, despojó a los gobernadores y alcaldes no afectos a al proyecto socialista-marxistas de sus atributos administrativos, y aún hoy les niega la parte que les corresponde del situado económico nacional.

La creencia del Comandante-Presidente – y no cambiará ahora - es que la Mesa de la Unidad Democrática es una cuerda de apátridas putrefactos, pitiyanquis, oligarcas, pagados por el imperio, "a los que pulverizará".

En esas circunstancias, el panorama, en los próximos dos años del gobierno de Chávez, es, por decir lo menos, pavoroso.

El hombre, aún permitiendo elecciones, gobierna con las botas, no con los votos.

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