El mayo del 68 populista que se abre paso: los jóvenes están votando ruptura

  • Salvo los británicos, los votantes de entre 18 y 34 años suelen sintonizar con candidatos antisistema: Pablo Iglesias, Donald Trump, Grillo o Le Pen.

    La mayoría de jóvenes de España, Alemania, Italia, Francia, Holanda o Austria tienen poco o ningún interés por la política, pero cuando votan apuestan por formaciones consideradas populistas. 

El mayo del 68 populista que nadie puede parar: los jóvenes votan están votando ruptura
El mayo del 68 populista que nadie puede parar: los jóvenes votan están votando ruptura

Los jóvenes de España, Francia, Italia, Estados Unidos y Austria son diferentes a sus padres. No sólo en cuanto a su situación económica, sino también a la hora de votar. Este cambio está provocando el ascenso fulgurante de nuevos partidos y de candidatos populistas. El esquema se repite en todos los países: jóvenes, enfadados con el sistema, que impulsan a otros referentes, totalmente opuestos al de sus mayores. ¿Qué les lleva a actuar así? Hay varias razones, según todos los expertos. 

La primera de ellas es la frustración. Han nacido escuchando que su vida va a ser mejor que la de sus padres, que son la generación más preparada de la historia (en eso no todo el mundo está de acuerdo, aunque se repita hasta la saciedad), y que se merecen un gran futuro. Los padres influyen en ello. Exigen que sus hijos lleven una vida mejor que la suya, y eso les impide pedirles que afrontes los retos y exigencias que ellos aceptaron en su día. 

Otro factor es haber nacido en pleno auge del Estado de Bienestar y la sociedad de los derechos. ¿Y los deberes? Cierto que ahora, los jóvenes se encuentran con una Europa deteriorada, han sufrido en sus carnes la crisis, y ven cómo los derechos retroceden, al igual que los sueldos y las oportunidades. Dan la democracia por hecho... y no temen al populismo y los radicalismos. Sus padres sí, porque vivieron cuando estos gobernaban y saben de sus consencuencias.

La brecha generacional es evidente porque los jóvenes también retroalimentan sus frustraciones y pesares gracias a las redes. Los mejores optan por irse a los países donde les ofrecen las mejores condiciones, pero el resto cree que esta no es la vida que merecen. Por ello el mayo del 68 de los populismos es una realidad que aún no queremos ver.El voto joven en España opta por Podemos y C's

Basta echar un vistazo a la situación en España para comprobar esta tendencia. El bipartidismo ya es historia. Los grandes partidos están perdiendo votos a raudales, en parte provocado porque las preferencias de voto de las nuevas generaciones.

La brecha generacional en España ya está abierta. Según los datos del último CIS postelectoral los partidos nuevos arrasan entre los menores de 44 años, mientras que PP y PSOE tienen unos electorados envejecidos. El 20D, por ejemplo, uno de cada tres votos de Rajoy provenían de mayores de 54 años y solo uno de cada diez de los menores de 34. Lo contrario sucede con Podemos, el 35% de sus votantes son menores de 35 años.

Echando mano de los sondeos de Metroscopia se observa que Unidos Podemos y Ciudadanos son los únicos cuyo electorado joven (entre 18 y 34 años) supera el porcentaje de votantes final. El 43,6% de los votantes de Iglesias se encuentran en esa franja y el 17,4% de votantes de Rivera tienen esas edades. Conclusión: los jóvenes votan, en su mayoría, a los partidos nuevos.

¿Qué votan los jóvenes en otros países?

El caso de los jóvenes españoles no es una excepción. En otros países de nuestro entorno los nuevos votantes tienden a buscar a otros referentes distintos a los de sus padres o abuelos. Así votan las nuevas generaciones de otras naciones:

En Alemania, las pasadas elecciones regionales de marzo dieron un ascenso histórico de la ultraderecha. El partido Alternativa por Alemania (AfD), que muchos definen como populista y xenófobo, obtuvo resultados destacados en los tres 'länder' en los que se presentaron y ya cuenta con representación en la mitad de los Estados del país. El perfil de los votantes de esta formación está compuesto principalmente por jóvenes. Por ejemplo, en Sajonia-Anhalt el 26% de los alemanes de entre 18 y 24 años apoyaron a este partido. La cifra es aún mayor entre los votantes de entre 25 y 44 años: el 29%.

En Francia, el Frente Nacional fue la fuerza política preferida para los ciudadanos de entre 18 y 34 años. En concreto, el 31% de los jóvenes votaría a Marine Le Pen, según un sondeo de Le Monde publicado el pasado mes de mayo. La extrema derecha gala, por tanto, tiene un caldo de cultivo importante en las nuevas generaciones de cara a las presidenciales de abril y mayo de 2017 en los que intentará superar los 6.421.426 de votos que logró en 2012.

En Italia la situación es similar. Los jóvenes transalpinos se muestran cercanos a Beppe Grillo. Gracias a ellos el Movimiento 5 Estrellas ha triunfado en las pasadas municipales, llegando dos de sus candidatas a las alcaldías de Roma y Turín. El partido fundado por Grillo en 2009 es votado por el 50% de italianos menores de 45 años. Cuando se les pregunta en los medios de comunicación, los jóvenes italianos responden que los políticos no les representan y que éstos no están al lado del ciudadanos de a pie, de ahí que apoyen en masa a candidatos populistas.

En Austria, donde ha triunfado la ultraderecha, los jóvenes apoyan en su mayoría a posturas radicales. En el país centroeuropeo se permite votar a partir de los 16 años y los jóvenes empiezan a apostar por el Partido de la Libertad: dos de cada diez votan por esta formación nacionalista.

En Holanda, la situación es similar. En las elecciones provinciales de marzo de 2015 llamó la atención el ascenso de una formación nueva definida como liberal, Democracia 66 (D66). Sus resultados históricos, 10 escaños y victoria en Ámsterdam, tienen el mismo origen: el masivo voto joven.

En los países nórdicos también se está viviendo una progresión en los últimos años de fuerzas populistas. En Dinamarca, por ejemplo, el Partido Popular Danés (PPD), una fuerza antiinmigración y antieuropea, fue, con un 21% de los sufragios, la segunda más votada. Y en Suecia, el partido antiinmigración Demócratas Suecos, partido creado en 2010, ya es primera fuera en algunos sondeos. La pujanza de estas formaciones en los países nórdicos también está impulsada por el voto joven.

En Estados Unidos, por último, la brecha generacional entre los menores y los mayores es única. Nunca antes había existido como en esta ocasión en la que Trump podría alcanzar la presidencial. Andrew Smith, director del Centro de Encuestas de la Universidad de New Hampshire, afirmaba a Clarín que el mensaje del establishment demócrata, encarnado en Hillary, “está anclado en los años 60 o 70” y los jóvenes votan a Sanders porque para ellos “socialismo no es una mala palabra”. Añadía que Trump es votado por los que “no se sienten representados socialmente” y en ese grupo hay un gran número de jóvenes. Hay que apuntar un dato que aquí parece menor, pero que no lo es en EEUU: El 30% de los jóvenes ya viven con sus padres ante la dificultad para independizarse.La excepción es en UK: Los jóvenes dicen no al Brexit

En Reino Unido ocurre justamente lo contrario. Los jóvenes votan de una manera más conservadora y lo mayores apuestan por posturas más agresivas y rupturistas. Así ha quedado demostrado en el referéndum del Brexit. Según una encuesta de YouGov el 75% de entre 18 y 24 años apuesta por la permanencia, mientras que entre los mayores de los 65 años esa cifra es de un débil 33%.Los motivos de la brecha generacional, por Belén Barreiro

Los motivos de esta diferenciación de los jóvenes hay que buscarlos en la frustración, en una forma de expresar la separación con los padres, en los trabajos y salarios precarios...

Belén Barreiro, expresidenta del CIS, explica a lainformacion.com que no se trata de una radicalización de la juventud, sino de un deseo de diferenciación con sus mayores. Los europeos con derecho a voto de entre 18 y 34 años comparten en común su exclusión del sistema. La mayoría, explica Barreiro, tienen un trabajo precario, salarios bajos, son pesimistas y no tienen buenas expectativas.

Esta situación les hace buscar sus propias marcas y, por tanto, se posicionan donde no están sus padres y abuelos. "Es un problema de diferenciarse", añade Belén Barreiro.

En un artículo publicado en El País este martes, la propia Barreiro apuntaba que "la pregunta que debemos hacernos, por tanto, no es qué les pasa a los jóvenes, sino más bien qué se les ha hecho (o qué les hemos hecho) a los jóvenes. Y la respuesta parece clara: a muchos se les ha privado de las oportunidades que debían haber tenido, situándolos en los márgenes, incluso excluyéndolos. A la vez, la revolución tecnológica les ha dotado de herramientas para compartir frustraciones, así como para definir nuevas identidades. Los jóvenes han emprendido un proceso de diferenciación forzado y lo están haciendo de forma colectiva, esto es, como generación".

¿Podría provocar esta situación un nuevo mayor del 68 populista? Muchos creen que sí. Pero algunos manejan una explicación que señala que los jóvenes ya cambiarán de opinión. Citan a un estudio realizado por neurocientíficos de Harvard y citado por Emilia Landaluce en El Mundo. Esta investigación indica que el córtex -la zona prefrontal del cerebro que regula las emociones y juzga la relación coste-beneficios- no termina de desarrollarse hasta los 25 años y que éste es el motivo -así como la ausencia de responsabilidades familiares- por el que los jóvenes tienden al idealismo y a los partidos menos tradicionales.

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