"A la caza de la mujer", James Ellroy, su madre asesinada y sus mujeres

  • Madrid.- "Invoqué la Maldición hace medio siglo. Ésta define mi vida desde que cumplí diez años". Así de crudo es el comienzo de "A la caza de la mujer", el libro con el que James Ellroy relata la búsqueda de su madre asesinada en las mujeres que han pasado por su vida.

"A la caza de la mujer", James Ellroy, su madre asesinada y sus mujeres
"A la caza de la mujer", James Ellroy, su madre asesinada y sus mujeres

Madrid.- "Invoqué la Maldición hace medio siglo. Ésta define mi vida desde que cumplí diez años". Así de crudo es el comienzo de "A la caza de la mujer", el libro con el que James Ellroy relata la búsqueda de su madre asesinada en las mujeres que han pasado por su vida.

Un libro duro y seco, con el mismo estilo conciso y directo que caracteriza a este gran novelista del género negro, conocido por obras como "L.A. Confidential" o "Dalia Negra" -ambas llevadas al cine- y siempre obsesionado por el asesinato de su madre cuando tenía 10 años.

En 1958, Jean Hilliker fue violada y asesinada por estrangulamiento en El Monte, un degradado barrio de Los Ángeles en el que se había instalado junto a su hijo James tras su divorcio.

Un caso nunca resuelto que cambió para siempre la vida y el carácter del pequeño James, que siempre se reprochó haber deseado la muerte de su madre cuando ella respondió con una bofetada a su deseo de querer vivir con su padre poco antes del traslado a El Monte.

"Naturalmente, nos mudamos allí. Naturalmente, ella murió allí. Naturalmente, yo causé su muerte".

Una de las muchas afirmaciones rotundas que llenan "A la caza de la mujer", recién salido a la venta en español (Mondadori) y con el que Ellroy vuelve, tras "Mis rincones oscuros" (1996), a la autobiografía más descarnada.

Aunque en todas sus obras han planeado elementos autobiográficos ("La Dalia negra" la más evidente), fue "Mis rincones oscuros" la primera dedicada en pleno a su vida, en concreto a tratar, sin éxito, de dilucidar los numerosos puntos oscuros que rodearon la muerte de su madre.

En "A la caza de la mujer" va más allá y expone al mundo la influencia que el asesinato de su madre ha tenido y tiene en sus relaciones con las mujeres.

Con continuas referencias al tiempo transcurrido desde esa "maldición" y a través de una continua búsqueda de "Ella" en las mujeres que han formado parte de su vida, Ellroy traza un retrato frío, intenso y en apariencia muy objetivo, de sí mismo partiendo de sus padres.

Unos padres a los que no queda claro si quería u odiaba. Él, "el blanco más holgazán del mundo", en palabras de un pastor amigo de la familia. Ella, "una borracha y una puta", en palabras de su padre.

El pequeño James, "un voyeur y un cavilador profundo" con continuos ataques de llanto, según el Ellroy ya consagrado.

Del niño perdido al adulto que es hoy, Ellroy cuenta sin escrúpulos ni complacencia su vida sentimental. Recorre una a una las mujeres que han formado parte de su vida, tanto real como imaginaria.

Encuentros fortuitos, sueños adivinatorios, presencias atemporales y, sobre todo, la búsqueda de su madre, de sus rasgos, en todas las mujeres que en un momento u otro se cruzan en su vida.

Sus esposas oficiales -Mary Doherty y Helen Knode-, sus relaciones más o menos largas -Karen o Joan- o mujeres que le marcaron por apenas unas conversaciones, como Marcia Sidwell, a la que Ellroy asegura seguir buscando, hasta llegar a su actual pareja, la escritora Erika Schickel.

Todas son "Ella" y no lo son. Y cada parte del relato está jalonada de breves recuerdos al tiempo pasado desde el asesinato, lo que da al libro un aire de novela de suspense, de investigación.

"Ahora, Jean Hilliker tendría noventa y cinco años. La Maldición tiene cincuenta y dos. He pasado cinco décadas en busca de una mujer a fin de destruir un mito".

Frases con las que Ellroy va enlazando cada una de las fases sentimentales de su vida. Un recurso literario calculadamente utilizado, al igual que las continuas repeticiones -muchas de ellas anáforas que contribuyen a dar un toque poético a la narración-, que permiten al escritor construir una gran novela.

Una historia que pretende ser además un punto y final a la relación de Ellroy con la muerte de su madre, un asunto que parece cansar al escritor hasta el punto de afirmar al referirse a una conferencia: "El bolo tropecientos sobre la muerte de mi madre".

De ahí que asegure: "El hilo narrativo dominante de mi vida se disolverá en la última página que escriba aquí".

Quizás un juego del maestro Ellroy para hacernos creer lo que quiere que creamos. Quizás la realidad más despiadada. El lector debe optar entre enfrentarse a una novela o a una autobiografía perfectamente novelada.

Alicia García de Francisco

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