Álex de la Iglesia explica sus parejas imposibles

  • Salma Hayek y José Mota, en 'La chispa de la vida', que se estrena mañana. Carolina Bang y Carlos Areces o Antonio de la Torre, en 'Balada triste de trompeta'. Leonor Watling y Elijah Wood, en 'Los crímenes de Oxford'. Cada una de estas parejas (o tríos) amorosos resultan cuanto menos chocantes, irreales. No es casualidad. Forma parte del juego que Álex de la Iglesia plantea a los espectadores que van a ver sus películas.
Tráiler de 'La chispa de la vida'
Tráiler de 'La chispa de la vida'
lainformacion.com
M. J. Arias
M. J. Arias

Cuando se anunció que el nuevo trabajo de Álex de la Iglesia, La chispa de la vida, estaría protagonizado por José Mota (sí, el humorista) y por Salma Hayek (sí, la estrella de Hollywood) la primera reacción oscilaba entre la sorpresa y la incredulidad. Una pareja un tanto rara para ejercer como matrimonio en la pantalla. Un reto arriesgado al que De la Iglesia está más que acostumbrado y con el que disfruta enormemente. En su carrera son varias las parejas imposibles que han protagonizado sus películas. El público podrá juzgar el resultado a partir de este viernes. Los académicos ya lo han hecho y han nominado a ambos actores a los Goya de este año.

"Me gusta hacer ese tipo de combinado imposible. Mi misión como director es conseguir que lo que voy a contar entretenga. Me apetecen combinados complicados y me apetece que la gente vaya a ver una película que no ha visto antes. O sea que de pronto digas: ¿José Mota haciendo un papel dramático? Lo hace más atractivo, le da más fuerza", así explica el director todas esas extrañas combinaciones que pueden verse en los repartos de sus películas. "Me gustan las parejas imposibles porque colocan al espectador en una posición de "¿de qué va esto?" Eso es bueno, ayuda a entrar. Me ayuda a que el combinado tenga más fuerza. No es como de cocinero, que mezclar cosas que no pegan no va", concluye.

En La chispa de la vida, su último trabajo, apostó por una extraña pareja en la que cada uno de los miembros representa el polo opuesto de cómo afrontar una misma situación. Roberto (José Mota) es un publicista cincuentón que lleva dos años en paro. Deprimido y con convicción de que ni ha encontrado trabajo ni lo va a encontrar, decide aprovechar la oportunidad que le da el haberse caído y clavado una barra en la cabeza para comerciar con su rocambolesco accidente y sacar tajada económica de su situación.

Al contrario, su mujer (Salma Hayek) se niega, por dignidad, a comerciar con el duro trance. Ella es el polo positivo de la relación, la que anima a Roberto cada día a salir en busca de trabajo. Hasta que se para a pensar que quizá, si no hubiese forzado tanto ese positivismo, su marido no se encontraría en la situación en la que se halla. Allí, tirado en medio del teatro romano de Cartagena con el cráneo atravesado por una barra de hierro y rodeado por un circo mediático. Y de eso trata La chispa de la vida, de la dignidad perdida y de esa forzada pose positivista por la que optan muchos a la hora de enfrentarse a situaciones trágicas y/o difíciles.

A veces, forzarse a ser positivo no ayuda

De la Iglesia lo ve así: "Una de las razones por las que sufrimos mucho es por esa tendencia al positivismo, una especie de todo va bien. Una de las razones por las que estamos en esta situación es porque siempre creemos que se puede decir, o debemos decir, que la botella está medio llena, que es bueno pensar que si tienes una enfermedad te la puedes curar si tienes mucha ilusión y muchas ganas. No, perdona, los problemas se solucionan cuando hay condiciones para solucionarlos".

Esa es la conclusión a la que se llega viendo La chispa de la vidaa través del personaje de Salma Hayek. Ella misma se lo plantea. Si no hubiese adoptado ese papel de "tranquilo cariño, que todo va a ir bien", lo más probable es que su hubiese vuelto a casa cabizbajo en lugar de irse a Cartagena a buscar el hotelito en el que pasaron la luna de miel para darla una sorpresa. Él lo intenta, una y otra vez. Intenta salir a flote, no baja los brazos del todo y se aferra a esa esperanza que su esposa intenta transmitirle. Pero, como dice el director, hay que ser justos con este personaje y con todo aquel que pasa por una situación parecida. Algo que en esta crisis económica parece no tocar fondo es cada vez más común.

El caso de Roberto, el personaje al que interpreta Mota, es uno de tantos que pueden estar viviendo cientos, miles de parados hoy en día en España (salvo, claro está, por el detalle de la barra de hierro en la cabeza). "Hay gente que tiene la desgracia de toparse con muy mala suerte y vivir muchísimos problemas. Tenemos que ser sensatos. Es como eso que habréis oído mil veces de que es muy importante tener buena voluntad y optimismo cuando te toca una enfermedad. Lo mismo que la gente que no encuentra trabajo. No, es que igual no te has esforzado, les dicen. No me fastidies, no pueden, no se puede. Que es lo que dice el protagonista. No he encontrado trabajo ni creo que lo vaya a encontrar", explica De La Iglesia.

Y para ambientar toda esta "tragicomedia", como la ha definido el director, nada mejor que un teatro como escenario. La idea original transcurría en una obra, pero De la Iglesia prefirió llevárselo a otro decorado. Rodeado de cámaras, políticos y gente de la cultura que solo buscan su propio beneficio, la diferencia está en que aquí no son solo los otros los que intentan sacar tajada de la situación. La propia víctima ve en su inusual desgracia la posibilidad de vender su historia al mejor postor y solucionar sus problemas económicos. ¿Dónde queda la dignidad en todo eso? Para el personaje de Mota no existe, la ha perdido después de dos años recibiendo portazos en las narices cada vez que sale en busca de un empleo.

Eso sí, no todo es oscuro y negativo en esta historia. Al final, existe un rayo de esperanza que hace confiar en que en la raza humana hay gente que valora otras cosas por encima del dinero y la fama efímera. Existe gente que es capaz de decir, "perdona, pero no" y tirar hacia delante con la cabeza alta y los bolsillos vacíos. Al menos en la ficción. Quizá en la vida real no sea tan fácil.

Urbizu, el favorito de De la Iglesia

Sobre las nominación conseguidas por José Mota como Mejor Actor Revelación y Salma Hayek como Mejor Actriz, De la Iglesia reconoce que se "hubiera mosqueado mucho sino hubiesen nominado a José". De la actriz hollywoodiense dice que "está increíble" y que le "cuesta pensar una película en la que esté mejor". En sus quinielas entran La piel que habito, de Pedro Almodóvar, o No habrá paz para los malvados, de Enrique Urbizu. "Creo que ganará la de Enrique y me encantará porque es una gran película. Y si gana Pedro… pues también muy bien porque yo creo que necesitamos darle un premio a Pedro", apostilló.

Mostrar comentarios