Nada ha sido lo mismo en el cine español desde la irrupción de Álex de la Iglesia. El actual auge de cineastas españoles de género le debe mucho al director vasco y todavía presidente de la Academia de Cine. Quizá fue el primer realizador que demostró que era compatible desarrollar películas entretenidas y comerciales sin necesidad de abandonar el toque personal de un autor cinematográfico.
Amante por igual de la saga "Star Wars" y del cine tremendamente español de Luis García Berlanga, su primer cortometraje, "Mirindas asesinas" ya mostraba claramente sus señas de identidad: humor cañí e influencias claras del denominado fantaterror.
No resulta extraño que Almodóvar, asombrado ante el poderío visual de la propuesta, se fijara en él para producirle "Acción mutante", un largometraje que mezclaba con suma gracia ciencia-ficción y crítica a la obsesión por la belleza tan propia de la España de los noventa.
Un autor de género
No obstante, su gran consagración llegaría con "El día de la Bestia", una película que convertía a Madrid en el lugar perfecto para que el Diablo comenzara su conquista mundial. El largometraje le permitió conseguir un Goya al mejor director. Además, la cinta se convertía en el inicio de una pequeña edad de oro del cine de género en España.
Con la excepción de "Perdita Durango" y "Los crímenes de Oxford", dos proyectos de carácter internacional donde la personalidad del cineasta se diluyó en cierta manera, Álex de la Iglesia ha seguido desarrollando su particular visión del cine, un peculiar combinado de cine de palomitas y rasgos de inequívoco cine de autor hispano, en títulos como "Muertos de risa", "La comunidad", "800 balas", "Crimen ferpecto" o "Balada triste de trompeta". Tampoco ha dado de lado la televisión, donde nos ha regalado el telefilme "La habitación del hijo" o la serie "Plutón BRB Nero".
Un presidente del siglo XXI
Su nombramiento como presidente de la Academia de Cine, el 21 de junio de 2009, supuso una entrada de aire fresco en la máxima institución del cine español. Álex de la Iglesia cambio en cierta medida el tono llorón y quejica que reinaba entre el colectivo cinematográfico patrio y entonó un tono de mea culpa y autocrítica que ha mantenido hasta el final de su mandato.
También hizo posible un milagro: conseguir que Pedro Almodóvar, que se enemistó con la Academia después de ser ignorado en algunas concesiones de los Goya, volviera por la puerta grande a la entrega de los galardones. Un hecho que podría repetirse el próximo 13 de febrero con otro cineasta español célebre: José Luis Garci.
De la Iglesia, siempre valiente a la hora de coger el toro por los cuernos, no se ha amedrentado ni a la hora de hablar sobre las tan polémicas descargas piratas en Internet.
El mismo reconoció que se había bajado contenidos de manera ilegal y también tuvo los reaños de reunirse con los internautas para conseguir un acuerdo que conciliara los intereses de los creadores y el de los usuarios de la red de redes.
Sin embargo, el anuncio del apoyo a una modificada Ley Sinde por parte del PSOE, Partido Popular y CiU ha dado al traste con sus propósitos y le ha obligado a anunciar su dimisión como presidente tras la próxima ceremonia de los Goya.
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