Alicia y la vuelta deL Capitán Trueno, protagonistas del Sant Jordi en viñetas

Barcelona.- Alicia, el personaje de Lewis Carroll, de moda una vez más por la película de Tim Burton, será este año una de las protagonistas en los puestos de cómic y novela gráfica de Sant Jordi, en los que también destacará el regreso del Capitán Trueno, con nuevas aventuras 17 años después de su "retirada".

"El Capitán Trueno. El último combate" (Ediciones B) es el título de esta entrega que recupera el clásico, creado por Víctor Mora y Ambrós y que ha cumplido ya cincuenta años, aunque con dos nuevos "padres", el dibujante Joan Boix -que ya participó en la saga en "Cita en Córdoba- y el guionista Ricard Fernández.

"El último combate" muestra a un otoñal pero todavía ágil Capitán, que tras la muerte de Sigrid vive retirado en su castillo del Empordà, y que junto a su inseparable Goliath y a un ya crecido Crispín, se ve obligado a sacar las armas de la bodega para defender unos manuscritos sagrados de unos invasores, en un relato que suena a epitafio.

Si el Capitán Trueno está aún a la espera de su traslado al cine, la Alicia de Carroll ha vuelto por enésima vez a atravesar el espejo de la gran pantalla de la mano de Tim Burton, y como es habitual en estos casos las editoriales aprovechan el rebufo mediático.

Bryan Talbot hace gala de un maremágnum estilístico -en el que mezcla fotomontaje, acuarela, color y blanco y negro- para abordar "Alice in Sunderland" (Mondadori), una compilación de relatos cortos hilvanados a su vez por varias tramas, de las que destaca la narración en torno al encuentro entre Lewis Carroll y Alicia Lidell, la niña pre puber que inspiró al escritor.

También en Mondadori, David Small presenta "Stitches", una demoledora historia autobiográfica en la que remueve los trapos sucios de una familia asintomática en lo afectivo, marcada por el áspero carácter de una madre y el cáncer de garganta que padece el protagonista, un adolescente que pierde la voz y que ha de huir de casa para no ser sepultado por la escarcha de la indiferencia.

Nominada a la mejor novela gráfica en el Salón de Angouleme, "Sofía y el negro" (Norma) de Judith Vanistendael, cuenta una historia de amor, la de una joven belga -la Sofía del título- y un refugiado togolés, que se han de enfrentar a los prejuicios sociales y a la máquina burocrática del Estado, poco dada a los matices del corazón.

Otra novedad, polémica cuanto menos, es "Burka Babes" (Glenat), una recopilación de las tiras cómicas publicadas por el holandés Peter de Witt en la prensa de su país, en las que, desde el humor, crítica el fanatismo religioso, simbolizado por mujeres vestidas con un burka, quienes a pesar de este muro de tela negra, con sólo una rendija para ver lo que les rodea, intentan llevar una vida normal.

El neoyorquino James Sturm se inspira para su "Día de mercado" (Astiberri) en las raíces de cierto neorrealismo italiano -una especie del "Ladrón de bicicletas"-, aunque la acción se sitúe en este caso en la Europa del Este de principios del siglo XX y el protagonista sea un artesano de alfombras que se ha de enfrentar a los primeros vestigios de lo que luego se llamaría globalización.

Joan Cornellà, habitual en las páginas de la revista El Jueves, presenta "Abulio" (Glenat), una obra surrealista con la que este joven gerundense ganó el Tercer Premio Josep Coll, y en la que hace gala de la ironía que le ha convertido en uno de los dibujantes más originales del panorama nacional.

En el ámbito teórico del llamado arte secuencial, Santiago García acaba de publicar "La novela gráfica" (Astiberri), un ensayo sobre la evolución del cómic -el tebeo para otros- desde su nacimiento, a finales del siglo XIX, pasando por el boom escapista de mediados de los años cincuenta y sesenta, hasta alcanzar cierto "prestigio intelectual", que ha desembocado en obras tan complejas como "Maus", de Art Spiegelman, o "David Boring", de Daniel Clowes.