Angélica Liddell revisa vertientes poco convencionales del amor con 'Tandy'

  • La provocadora Angélica Liddell ha estrenado hoy en España su última propuesta escénica, 'Tandy', una adaptación de un relato de Sherwood Anderson que describe la historia de un adulto que queda prendado de una niña de siete años, utilizado por la creadora catalana para profundizar en vertientes poco convencionales del amor.

Salt (Girona), 20 nov.- La provocadora Angélica Liddell ha estrenado hoy en España su última propuesta escénica, 'Tandy', una adaptación de un relato de Sherwood Anderson que describe la historia de un adulto que queda prendado de una niña de siete años, utilizado por la creadora catalana para profundizar en vertientes poco convencionales del amor.

Liddell se ha acogido fielmente al guión que exigía su papel de abanderada en la Semana de la Creación del festival Temporada Alta, festival que ha acogido esta primera función española, y ha planteado una suerte de pieza conceptual plagada de imágenes icónicas.

'Tandy', la niña del relato de Sherwood y también de esta recreación, recibe su nombre del borracho que se fija en ella y que le pide que sea lo que, en su mente, esa palabra significa, que no es otra cosa que una mujer que tiene la fuerza para ser amada.

"Atrévete a cualquier cosa, sé Tandy", le espeta a la niña el actor que encarna a ese adulto, mientras la música remite a esa América profunda del relato original.

A partir de ahí, el amor toma el escenario, a menudo a través de una voz que va desmenuzando un texto que rebosa espiritualidad hasta llegar al éxtasis divino, y lo conecta con Dios.

La música de Gospel ayuda a sumergir al espectador en esa reflexión, mientras los desnudos se suceden entre los actores para dar paso a la faceta más enfermiza del enamoramiento humano.

Angélica Liddell recurre para describirlo a conceptos como el de "delirio, histeria y psicosis" para proyectar después la imagen de mujeres en un hospital mental de Ohio en 1946.

La pasión tenía que aparecer también en este entramado y lo hace al final de la mano de unos músicos y de unos cantantes de ópera hasta que las luces de neón con la frase 'habrá milagros (there will be miracles' que preside la escena durante toda la obra añade como última palabra 'aquí (here)'.

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