Aute, al descubierto ante sí mismo

Hace unas cuantas semanas visitamos a Luis Eduardo Aute en su casa para que nos hablara de su nuevo trabajo, publicado en noviembre de 2010. Puedes ver el resultado en este vídeo, en el que el cantautor nacido en filipinas nos contaba que "Intemperie" nace de la sensación de desamparo que vivimos en este tiempo de incertidumbre.

Pese a esa cierta desesperanza de origen, en directo Aute exhibe un fino sentido del humor que le llevó a saludar al público asegurando que el concierto sería duro porque "voy a tocar casi todas las canciones del nuevo disco y del anterior, pocas de las antiguas". Para entonces ya había interpretado el primer tema del concierto, en el que le acompañaron otros cinco músicos.

El cantautor prosiguió con "Atenas en llamas", inspirada en su visita a Grecia durante los disturbios que tuvieron lugar allí hace dos años. Pero antes felicitó al pueblo egipcio por "su revolución pacifista", que había ocasionado la dimisión de Hosni Mubarak unas horas antes. Después siguió desgranando canciones de su nuevo trabajo, como la optimista "¿Qué me pasa, doctor?" o la oscura "Intemperie", que da título al disco.

Así hasta llegar a "Aleluya nº8", la primera canción de la noche con la que Aute realmente consiguió establecer conexión con su público, y su primer vistazo a discos anteriores. Después, turno de homenajes: "Somnis de la plaça Rovira", al escenario de su niñez en el barrio barcelonés de Gràcia, o "Allí (un perro calandaluz)", una canción dedicada al pueblo de origen de Luis Buñuel, Calanda.

Ya con el público en el bolsillo, Aute llegó hasta "Un soplo de alegría", el tema que abre "Intemperie". Esta interpretación fue la más lograda de la noche, con especial protagonismo de Toni Carmona, productor de los últimos discos del cantautor. Tras ella Aute presentó a todos los miembros de su banda (Igor Tukalo, teclados; José Vera, bajo; Cristina Narea, segunda voz; Mario Carrión, batería; y el propio Carmona a la guitarra) y se encaminó hacia los bises.

A su regreso al escenario comenzó a saldar deudas con los asistentes. Así lo hizo cuando tomó la guitarra para tocar "Sin tu latido" o "Las cuatro y diez", dos de los temas que su público estaba esperando. Aute completó casi dos horas y media de actuación en franca intimidad con su público y con otros clásicos, como "La belleza".

Despidió la noche con la mayor parte de las alrededor de 800 personas que llenaron el Teatro de Madrid aplaudiéndole de pie. Ése fue el premio para un nuevo relato de dudas y paradojas vitales que sólo Aute es capaz de contar (y cantar) de esa manera.