Botero, Torres García y las antigüedades, tres claves latinas en la TEFAF

  • Maastricht (Holanda).- Los embajadores de América Latina en la feria TEFAF 2011 son las obras de los artistas plásticos Fernando Botero, Joaquín Torres García y Viz Muniz y las antigüedades del continente traídas por dos galeristas bonaerenses hasta la ciudad de Maastricht.

Botero, Torres García y las antigüedades, tres claves latinas en la TEFAF
Botero, Torres García y las antigüedades, tres claves latinas en la TEFAF

Maastricht (Holanda).- Los embajadores de América Latina en la feria TEFAF 2011 son las obras de los artistas plásticos Fernando Botero, Joaquín Torres García y Viz Muniz y las antigüedades del continente traídas por dos galeristas bonaerenses hasta la ciudad de Maastricht.

De Latinoamérica a la feria de arte y antigüedades de Maastricht sólo han acudido en la 24 edición inaugurada ayer tres galeristas -dos argentinos y un uruguayo-.

La Galería Sur, de Punta del Este (Uruguay), está especializada en las vanguardias históricas de Río de la Plata, la Escuela del Sur y el arte concreto y abstracto de los años 50 y 60, y asimismo apuesta por artistas emergentes y consagrados contemporáneos.

Su expositor en la feria, comentó a Efe Graziela Zito, dueña de la Galería Sur, es una muestra de su línea de trabajo aunque la galería ha apostado muy fuerte por mostrar obra de dos artistas: el colombiano Fernando Botero y el uruguayo Joaquín Torres García.

De Botero, Galería Sur expone dibujos y lienzos entre los que destaca el óleo "Mujer con abrigo de piel" (1990) y de Torres García ha traído escultura y lienzos entre los cuales la pieza más representativa es "Constructivo con hombre y pez" (1944).

Además el espacio de Punta del Este ha traído a la feria obra de otros artistas nacidos en Latinoamérica como el cubano Wilfredo Lam y los uruguayos Pablo Atchugarry, Rafael Barradas y Pedro Figari.

Por su parte Ben Brown Fine Arts (Londres) exhibe, entre las más de 30.000 obras de arte y antigüedades que muestran los 260 galeristas participantes, las tres únicas fotos que hay en la feria del artista brasileño afincado en Nueva York Viz Muniz.

Muniz, inspirado en obras de artistas como Goya, Fontana y Archimboldo, ha creado dichas instantáneas a color de gran formato.

Su obra "The Night Fire, after Goya" (El fuego nocturno, después de Goya) (2007) es la más cara: 55.000 dólares (unos 39.000 euros) seguida por las otras dos valoradas en 35.000 dólares (24.700 euros).

Los embajadores de Argentina en la feria son los hermanos Eguiguren con sus respectivas galerías: Eguiguren Arte de Hispanoamérica y Jaime Eguiguren, Arte y Antigüedades.

Centrado en la platería latinoamericana, Javier Eguiguren, dueño de Eguiguren Arte de Hispanoamérica, dijo a Efe que lleva acudiendo "ocho años a la TEFAF porque es probablemente la más internacional y la más importante" en el mundo en su especialidad.

Una de las señas de identidad de la galería bonaerense es la platería ecuestre, es decir, los objetos relacionados con la hípica hechos con plata, oro y cuero, explicó.

Dos monturas de cuero decoradas profusamente con plata, con fusta, boleadores de plata y bridas llama la atención a los coleccionistas que pasean por los pasillos de la feria, que se cierra el próximo 27 de marzo.

Junto a esas inusuales monturas, procedentes originariamente de Uruguay y Río de la Plata y que datan del siglo XIX, se hallan también en ese expositor objetos que despiertan la curiosidad debido a su obsolescencia actual.

En el siglo XIX, cuando no había cantimploras ni botellas resistentes al ajetreo que supone recorrer a caballo miles de kilómetros, se prodigaba el diseño de un recipiente con forma de cuerno de ternera para transportar agua.

Javier Eguiguren tiene a la venta dos cuernos "cantimplora": uno, realizado en un cuerno de ternera y coronado con remates de platería y el segundo, que es más grande, es una versión en plata de un diseño de "cantimplora" con forma de cuerno de ternera.

Llamativos también son los cucharones de plata utilizados para servir una gran porción de postre a los comensales en Latinoamérica y en el siglo XIX cuando la gente vivía menos tiempo pero comía más cantidad de comida, bromeó el galerista.

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