Brasil rinde un homenaje al papel y a su literatura en la Feria de Fráncfort

  • Rodrigo Zuleta.

Rodrigo Zuleta.

Fráncfort (Alemania), 8 oct.- El pabellón de Brasil, invitado de honor a este año a la Feria del Libro de Fráncfort, se presentó hoy como un homenaje al papel -en plena era digital- y a la variada literatura del país sudamericano.

"El libro están dando un paso hacia la digitalización y tal vez eso sea irreversible. Pero el papel nos ha acompañado durante 500 años, teníamos que hacerle un homenaje", dijo una de la diseñadoras del pabellón, Daniela Thomas.

Por ello, Thomas, junto con el arquitecto Felipe Tassara, optaron por construir buena parte del pabellón en papel prensado y cartón.

El papel no se reconoce de inmediato como tal, sino hay que acercarse y tocarlo.

En una de las zonas del pabellón hay altas columnas, que parecen de madera, en las que aparecen personajes clásicos de la literatura brasileña como la inevitable Doña Flor de Jorge Amado, la Macunaima de Mario de Andrade o "El médico de Bagé" de Luis Fernando Verissimo.

Si el visitante se acerca, puede darse cuenta de que no es madera sino papel y que puede arrancar la hoja de arriba, donde se encuentra con una documentación del personaje en cuestión.

En otro rincón hay hamacas -que no son de papel-, en las que los visitantes pueden acostarse y escuchar canciones brasileñas, de cantautores como Chico Buarque o Caetano Veloso, frente a monitores en los que se pueden leer las letras traducidas al inglés o al alemán.

"Este pabellón es para que la gente venga, descubra cosas, se sienta bien y para cada quien no piense sólo en Brasil, sino también en sí mismo", afirmó Thomas.

"También se podrán oír lecturas de los autores que van a venir durante estos día y de vez en cuando tomarse una que otra caipirinha", agregó.

También se puede pedalear en bicicletas estáticas con cascos puestos para escuchar fragmentos de la historia de Brasil y del libro en Brasil frente a monitores que la ilustran.

Pese a la alusión a la caipirinha, Thomas también dijo que la presentación quería ir más allá de los estereotipos que se tienen en Europa sobre Brasil, relacionados ante todo con el fútbol y la samba.

"Hemos tenido también otro diálogo con Europa como por ejemplo a través del modernismo arquitectónico brasileño que asumió influencias europeas para transformarlas y luego influir sobre Europa", dijo Thomas.

Por ello, algunas partes del pabellón son un homenaje claro al arquitecto Oscar Niemeyer, en que se reproducen en mesas -de papel prensando- algunos de sus edificios más emblemáticos.

El pabellón ha querido ser fiel al lema de la presentación brasileña que anuncia "un país lleno de voces".

Así, por ejemplo, en una instalación dedicada a diversos paisajes brasileños -la ciudad, el suburbio, el campo, el sertao, el mar y la selva- recurre a varios collage de textos literarios de diversos autores sobre cada uno de esos temas.

El collage sobre la selva lo abre un fragmento de Milton Hatoum y lo cierra uno de Alberto Mussa, el dedicado a las ciudades lo abre Machado de Asis y lo continua Mario Andrade y en la mitad del mismo, como para mostrar que la literatura brasileña no sólo habla de Brasil, aparece Chico Buarque hablando de Budapest.

Esa variedad, que en la exposición del pabellón lo representan los autores clásicos de la literatura brasileña -desde Machado de Asis hasta Clarice Lispector y Jorge Amado- en el programa de actividades, a partir de mañana, lo representarán escritores actuales de diversos géneros y diversas regiones.

Al parecer, según las últimas noticias que se conocen, un ausente inesperado será Paulo Coelho, cuya presencia había sido anunciada por la feria.

En declaraciones al diario alemán "Die Welt", Coelho anunció su intención de no venir porque, dijo, no estaba de acuerdo con la selección de los setenta autores invitados. "De los setenta sólo conozco a veinte, los otros deben ser amigos de amigos", dijo.

La Feria de Fráncfort, que se inaugura este martes y que mañana abrirá sus puertas para los profesionales del sector, acoge 7.300 expositores de cerca de 100 países, con lo que un año más la convierte en el mayor escaparate del mundo editorial.

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