Cánticos desde el infierno, la reivindicación poética de la dignidad de morir

Valencia, 20 jun.- El Palau de les Arts ha ofrecido hoy una versión minimalista y desgarradora de "Cánticos desde el infierno", del compositor Andrea Chenna, una ópera en la que la música electroacústica, la expresión corporal y el recitado poético se aúnan para reivindicar la dignidad de morir de quien sufre una enfermedad terminal e irreversible.

El estreno en España de esta ópera del siglo XXI, basada en la vida del tetrapléjico Ramón Sampedro, ha tenido como escenario la Sala Martín y Soler del Palau de les Arts de Valencia, dentro de la programación del séptimo festival del Mediterráneo, con el propio Chenna como director musical y con Davide Livermore, director artístico del Centro de Perfeccionamiento Plácido Domingo, en el papel de Ramón.

En vez de la habitual orquesta, los músicos fueron reemplazados en el foso por dos ordenadores, un sintetizador y diferentes sensores que, a los mandos de Chenna, fueron emitiendo una música que hundía sus raíces en los madrigales y que alternaba los sonidos cibernéticos con pasajes de misa de réquiem.

El único músico fue Tyler Sasso, del centro en Valencia del Berklee College of Music, que con su guitarra acompañó desde el foro los pasajes con evocación de música antigua.

La puesta en escena ha combinado el arte escénico de la antigua ópera italiana del siglo XVII con una vertiente tecnológica, a la que han contribuido tanto la prestigiosa universidad musical Berklee como el software propio de Andrea Chenna.

Sobre el escenario, una mesa baja de metacrilato transparente hacía las veces de la cama en la que estuvo postrado Ramón Sampedro durante casi 30 años, y tres grandes cilindros con agua se convertían en referentes del mar en el que Ramón tuvo el accidente y del vaso con cianuro con el que buscó la muerte voluntaria.

Nacido en Puerto del Son (A Coruña) en 1943, Ramón Sampedro fue un marinero que quedó tetrapléjico a los 25 años a consecuencia de un accidente en el mar. Postrado en la caña durante 30 años, escribió dos libros ("Cartas desde el infierno" -1996- y el póstumo y "Cuando eu caia" -1998-), y dedicó gran parte de su vida a librar una batalla para que le permitieran un suicidio asistido y que las personas que le ayudaran no incurrieran en delito.

Basada en poemas del propio Sampedro y en algunos versos de la trovadora del siglo XII Beatriz de Dia, "Cánticos desde el infierno" refleja el drama de Ramón, que discurre entre la impotencia de ver que se ha cortado la comunicación entre el cerebro y su cuerpo, y su lucha por que le reconozcan el derecho a morir con dignidad.

Davide Livermore realiza una estremecedora interpretación, que tuvo su momento álgido cuando desgrana el testamento vital en el que rechaza la vida y reclama una buena muerte, porque, según asegura, "vivir es un derecho, no una obligación".

Desde este planteamiento, no faltan críticas a la hipocresía de quienes intentan convertir la justicia en un acto de crueldad y de quienes intentan tutelar la muerte de otros."Creo en el hombre y en la dignidad de morir", serán sus últimas palabras.

Intervienen también en esta ópera las mezzosopranos Manuela Custer y Cristina Alumno, la soprano Hyekyun Choi y la actriz Anna Moret, cuatro personajes que han encarnado el amor y la abnegación en la que se desenvuelve tanto Ramón como de las personas de su entorno que le ayudaron a que su lucha se convirtiera en el triunfo del valor y el coraje.

Esta primera representación en España de "Cánticos desde el infierno" (fue estrenada en Turín en 2007), no despertó la curiosidad del aficionado, ya que el aforo de la reducida sala Martin y Soler apenas llegó a ocuparse en un 50 por ciento.