Carlos Salem crea su personaje más autobiográfico en "El jamón calibre 45"

  • El pasado de Nicolás Sotanovsky es un desengaño amoroso; el futuro, escribir una gran novela y, el presente, rodar por Madrid "de bar en bar y de mujer en mujer". Pero todo cambia cuando su vida se ve en peligro. Carlos Salem crea su personaje más autobiográfico en "El jamón calibre 45".

Madrid, 21 oct.- El pasado de Nicolás Sotanovsky es un desengaño amoroso; el futuro, escribir una gran novela y, el presente, rodar por Madrid "de bar en bar y de mujer en mujer". Pero todo cambia cuando su vida se ve en peligro. Carlos Salem crea su personaje más autobiográfico en "El jamón calibre 45".

"Es la primera vez que el protagonista de una novela mía es argentino y como él yo también me he sentido de ningún sitio, sin motivos claros para quedarme, ni ganas de volver, que no idealiza ni desprecia, que vive un exilio existencial", comenta el autor que después de 22 años en España, se define como "argeñol".

En "El jamón calibre 45" (editorial RBA), Salem vuelve a dejarse seducir por personajes que se desdoblan. "Creo que todos tenemos un doble. Uno nos gusta más que otro, uno lo mostramos más que otro pero todos tenemos esa doble personalidad que explica las contradicciones de que a veces somos víctimas", explica.

Y esta duplicidad está presente, en mayor o menor medida, en todos los personajes de esta novela. Así se llega a establecer una cordial relación entre Sotanovsky y Serrano, el matón que le vigila mientras el joven argentino agota el tiempo para encontrar a una tal Noelia, a quien no conoce, y que parece haber huido con un sabroso botín.

"Serrano no es el matón clásico, tiene un lado humano, aunque cumplirá la orden de su jefe, El Muerto, si Sotanovsky no le lleva hasta la misteriosa Noelia. Es un personaje secundario que lleva el peso del absurdo. Una especie de Sancho para el protagonista", según Salem.

Pero esta duplicidad también explica las relaciones del protagonista con tres mujeres muy diferentes entre sí, por las que sus sentimientos van cambiando a medida que descubre sus otras caras.

"Es un mujeriego pero no un crápula. Todos los viernes va a Correos para ver si Ella le ha escrito y encuentra así un motivo para volver a la Argentina. Lidia es una amiga a la que no quiere hacer daño y Nina, bueno Nina, es el deseo, la boca por la que decide no salir huyendo esta vez", analiza el escritor.

El sexo vuelve a ser un elemento importante en esta historia. "Quería explorar esa situación en la que el protagonista se juega la vida pero, al mismo tiempo, inicia una relación. Y, como pasa siempre al principio, aprovecha que la puerta del patio está abierta. Además, ¿qué más se puede hacer en agosto en Madrid?", pregunta divertido Salem.

La idea para esta novela surgió de un cuento de ocho páginas hace ya varios años pero, como suele hacer el escritor, lo dejó en reposo un tiempo "para que soltara el jugo, igual que el hueso para un caldo".

Y, aunque finalmente se convirtió en novela divertida y llena de acción, conserva algo de esa concepción porque cada capítulo mantiene esa estructura cerrada de cuento.

"Me encanta el género del cuento y también la poesía pero lo que más me gusta es escribir novela", confiesa Salem, quien ha publicado tres poemarios, dos libros de relatos, cinco novelas y una obra de teatro. Nada mal para un escritor que no publicó trabajos literarios hasta 2007.

"Tengo varias novelas en reposo y no sé cuál terminaré y, aunque no suelo repetir protagonista, sí presto personajes, y no descarto que en un futuro vuelva a contar con Sotanovsky, con su mirada irónica y su punto melancólico", revela Salem.

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