Castorf, el Terrible, en Bayreuth: "Si vuelven a hacerme eso, no vengo más"

  • El director teatral Frank Castorf acudió al Festival Richard Wagner envuelto en la polémica tras acusar de injerencia al certamen, pero aparentemente dispuesto a una tregua ante el reestreno de su "Anillo del Nibelungo".

Gemma Casadevall

Bayreuth (Alemania), 26 jul.- El director teatral Frank Castorf acudió al Festival Richard Wagner envuelto en la polémica tras acusar de injerencia al certamen, pero aparentemente dispuesto a una tregua ante el reestreno de su "Anillo del Nibelungo".

"Mi abogado hablaba de poner una denuncia por la vía de urgencia. Seguramente sería rechazada, pero los procesos más hermosos son aquellos que se pierden", comentaba a Efe el dramaturgo, relajado y como de paseo por la Verde Colina que rodea al teatro fundado por Wagner en Bayreuth, donde mañana se repondrá "El Oro del Rhin".

"La verdad es que ahora mismo no veo una necesidad imperiosa de hacerlo. Pero si vuelven a hacerme algo así no vuelvo más por aquí", añadía Castorf, de 63 años, y por segunda temporada consecutiva en el elitista festival de esa ciudad bávara.

El dramaturgo y director general de la Volksbühne -el Teatro del Pueblo del antiguo sector este de Berlín- alude a la controversia desatada por lo que considera injerencia de Katharina Wagner, codirectora del festival junto a su hermana Eva Wagner-Pasquier.

Más concretamente, a la exclusión de su elenco del solista Martin Winkler -el Alberich de la temporada pasada-, sin su consentimiento, más la pretensión de imprimir algunos retoques a su "Anillo", profusamente abucheado por el público de Bayreuth en su estreno.

"Winkler se comprometió con pasión con mi proyecto", apunta, para insistir que no aceptará tijeretazos. "Si pretenden que mi obra es suya, deben llevarla adelante sin mí. A ver qué ocurre", añade.

Castorf dice que no pretende "amenazar", sino "advertir", tal vez porque "en el fondo es hermoso trabajar bajo este cielo azul", concede, desde el soleado Bayreuth.

Entre las cuestiones que le alejan de la tentación de la demanda urgente está también que el abogado al que alude -Gregor Gysi, líder de la primera fuerza de la oposición, La Izquierda- "está de vacaciones en Cerdeña", prosigue, en tono relajado.

El director desvía la atención cuando se le pregunta por las recriminaciones de Katharina Wagner, que en declaraciones a un diario bávaro insinuaba que parte de las devoluciones de entradas registradas podían atribuirse al nulo éxito del "Anillo" en 2013.

"Yo no soy gestor de la venta de localidades", afirmó, acerca de la "primicia" más comentada de esta 103 edición del festival, donde hubo notorias devoluciones y cancelaciones, de modo que al final se ofrecieron entradas "último minuto" en internet.

"Lo mío no es hacer recomendaciones. No me siento predestinado. Solo quiero recordar que no estamos en la República Democrática Alemana (RDA), donde se reaccionaba con pavor a la crítica", insiste Castorf, para quien retocar su obra implica no encajar el disenso.

"Tienen que aceptar que hay gente que interpreta a Wagner de otra manera. Por eso se viene a Bayreuth: porque es el único festival del mundo concentrado sólo en Wagner, en sus múltiples interpretaciones, en cada momento histórico", añade.

Estrenar una nueva versión de su celebre tetralogía, en 2013 y coincidiendo con el bicentenario del nacimiento de Wagner fue "un gran desafío", del que surgieron "17 intensas horas de ópera", fieles a la música y al libreto, pero con una interpretación propia.

"Fue un privilegio, de Baviera a este berlinés que alguno ve aquí como un exestalinista", ironiza de nuevo, bajo el sol y vestido con un pantalón de hilo y camisa azul celeste, en medio del panorama de trajes de gala de quienes se dirigen al teatro.

"Aquí nació un concepto de ópera moderna interpretable en cada punto de la historia. La pregunta es si dejamos que sigan naciendo conceptos o dejamos que Bayreuth caiga en el aburrimiento", reitera.

Para el responsable del "Anillo" probablemente no será aburrimiento lo que le aguarda en los próximos días, en que se repone "El Oro del Rhin", "Valkiria", "Sigfrido" y finalmente "El ocaso de los dioses", generadores en 2013 de atronadores abucheos.

Su obra fue recibida con rechazo por el público wagneriano y críticas demoledoras, que la tacharon de vacía y hasta grotesca.

Se ovacionó frenéticamente la batuta de Kirill Petrenko y se castigó un "Anillo" de Castorf, que discurre entre pozos petroleros y moteles-gasolinera, con matones de medio pelo, un Sigfrido armado con una kalashnikov y desemboca en las Mount Rushmore con las cabezas esculpidas de Marx, Lenin, Stalin y Mao.

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