Chejfec ofrece un ejercicio minimalista con personajes que pasean y conversan

  • Jose Oliva.

Jose Oliva.

Barcelona, 17 may.- El escritor argentino Sergio Chejfec ofrece una suerte de ejercicio metateatral y minimalista en su última novela, "La experiencia dramática", en la que los dos protagonistas, Rose y Félix, se encuentran una vez por semana en una ciudad anónima para pasear y conversar.

En una entrevista concedida a Efe, Chejfec, que vive actualmente en Nueva York, ha dicho que la historia que recoge "La experiencia dramática" (Candaya) puede ser interpretada como "metáfora de la incomunicación".

La historia de la novela no puede ser más simple, reconoce su autor: "Dos personas, Rose y Félix, se encuentran una vez por semana en una ciudad anónima para pasear y conversar sobre lo que se les ocurra, sin ni siquiera que haya una relación de amistad entre ellos".

El título responde, según Chejfec, a que Rose es actriz vocacional y en sus clases de interpretación debe revivir la experiencia más dramática de su vida, pero no sabe cuál es.

"Ante este dilema surgen preguntas como si esa situación tiene que haber sido dramática en el momento en que se produjo, si pudo haber adquirido su dramatismo después, si es consecuencia de un trance dramático o una reconstrucción del pasado".

La novela se presenta ante el lector como "una larga conversación comentada por el narrador, en la que se habla del pasado, de la herencia y de lo que aparece ante los ojos de los protagonistas conversadores".

Reconoce el escritor argentino que ésta, como sus anteriores novelas, tiene "densas atmósferas" en el sentido de que la narración se detiene en los detalles y matices y los eventuales significados de las acciones y pensamientos que tienen los protagonistas, pero "no son densas en términos dramáticos".

Aunque pueda ser interpretada como una "metáfora de la incomunicación", la novela, añade Chejfec, termina demostrando que "la comunicación es posible, que las nuevas formas de comunicación implican nuevos matices de comunicación, que no siempre tienen que ver con lo dicho, sino con lo que se interpreta que se ha dicho".

En ese minimalismo literario en el que navega Chejfec, sus personajes se mueven de igual modo: "Se sabe poco de ellos, no tienen profundidad psicológica ni moral; son personajes de cartón piedra" que proponen al lector "una larga escenificación teatral".

De este modo, a partir del paisaje urbano que contemplan y los recuerdos que produce en ellos, los personajes van generando historias autónomas de su autor, si bien, matiza Chejfec, "en esta novela están bastante esclavizados por el narrador".

En relación a la novela predecesora, "Mis dos mundos", el lector verá que tenía un narrador en primera persona, y el libro se movía entre la crónica personal y el ensayo, mientras que en esta se mezcla la narración escénica con la ficción.

A pesar de que Chejfec vive fuera de su país desde 1990, primero en Caracas hasta 2005 y después en Nueva York, el autor de "Boca de lobo" y "Los incompletos" se siente "plenamente concernido con la literatura argentina", porque piensa en su "comunidad lingüística" y en su "biblioteca, la que tiene todo el escritor en su conciencia".

En su caso, añade, vivir fuera de su país, le resultó inspirador: "Me gusta esa experiencia de estar presente en la literatura argentina y ausente de mi país, como si fuera un escritor espectral".

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