Cinco películas para no echar de menos la playa en agosto

  • Para aquellos cinéfilos que no tengan vacaciones en agosto, nada mejor que encerrarse en casa, correr las cortinas, guarecerse del calor y desempolvar de sus filmotecas domésticas cinco películas con las que no echar de menos, ni por asomo, la playa, la arena y los chiringuitos.
David González / Aviondepapel.tv
David González / Aviondepapel.tv

La lista comienza con Tiburón, Muerte en Venecia o Náufrago y continúa con Quién puede matar a un niño y El turismo es un gran invento. Un quinteto de filmes en el que la playa se convierte en un lugar temerario, decadente, claustrofóbico, angustioso o incluso casposo.

Tiburón.-

El filme de terror, dirigido por Steven Spielberg en 1975, fue candidata a los Óscar como mejor película, pero sólo obtuvo tres estatuillas la mejor banda sonora, sonido y montaje. La historia transcurre en la isla turística de Amity. El jefe de policía, Martin Brody (Roy Scheider), investiga la muerte en el mar de una chica y pide que se cierren las playas, pues cree que la muerte ha sido a causa de la ferocidad de un tiburón blanco. Los planos rodados por un jovencísimo Spielberg de 27 años a ras de mar crearon terror a los tiburones blancos en todas las playas del mundo. Rememorar la música de John Williams eleva la angustia de poner los pies en alguna playa.

Muerte en Venecia.-

El director Luchino Visconti adaptó la novela corta de Thomas Mann, La muerte en Venecia. El resultado fue el retrato estético y metafísico del deseo de la eterna juventud. El compositor Gustav von Aschenbach (Dirk Bogarde), gravemente enfermo, deambula obsesivamente por una Venecia decadente y sumida en una epidemia de cólera. Las playas del Lido veneciano son uno de los entornos en el que Ascehnbach persigue la inalcanzable y ambigua belleza del tierno efebo Tadzio (Bjorn Andresen). Andresen se convirtió en icono gay tras su participación en el filme, pero se vio abocado a películas de serie B en su país, preso del éxito de la cinta de Visconti. En la escena del desenlace de Muerte en Venecia, reaparece la playa como lugar frontera entre la decadencia y la utopía. Aschenbach sufre un ataque al corazón, mientras el bello Tadzio se aleja iluminado por el sol. Tras este final, pocas ganas quedan de visitar el Lido.


Náufrago.-

Un accidente de avión convierte al ejecutivo Chuck Noland (Tom Hanks) en el único superviviente del vuelo. Náufrago y contemporáneo Robinson Crusoe en una isla del Pacífico, sobrevive de la pesca en los arrecifes durante cuatro años. Su única compañía es una pelota de voleibol, que Noland llama Wilson. Hanks, para protagonizar el papel de náufrago, adelgazó los 20 kilos que tenía en la primera parte de la película. Los monólogos entre el hombre y la pelota, al borde de la locura, la transformación en barbudo y ermitaño de Hanks, en esta cinta de Robert Zemeckis, nos hace replantearnos si de verdad queremos dejarlo todo e irnos a una isla desierta. ¿O no?


Quién puede matar a un niño.-

Narciso Ibáñez Serrador dirigió en 1976 esta película de terror basada en un relato del escritor gijonés Juan José Plans. Un matrimonio de turistas anglosajones viaja de vacaciones a la isla mediterránea de Almanzora. Cuando Tom (Lewis Fiander) y Evelyn (Prunella Randsome), embarazada de su tercer hijo, llegan a la isla, descubren que no hay rastro de adultos: sólo está habitada por niños. El matrimonio vaga por las calles del pueblo en busca de hotel, cuando Evelyn ve cómo una niña asesina a un anciano con su bastón. Comienza la huida de la pareja hacia la lancha, único medio de escapar de la isla. Aparentemente, aunque el filme recree paisajes isleños, la mayoría de las localizaciones se rodaron en Ciruelos, pueblo de Toledo: el resto fue una labor de postproducción. Los que piensen en un agosto en pareja, rumbo hacia las costas mediterráneas, que visionen primero el largometraje de Ibáñez Serrador.

El turismo es un gran invento.-

Es la épocadel desarrollismo. Benidorm es la capital del turismo de hormigón, de sol yplaya. El alcalde de Valdemorillo del Moncayo, Benito Requejo (Paco MartínezSoria), visita con Basilio (José Luis López Vázquez) la localidad alicantina.Quieren conocer de primera mano cómo convertir su pueblo aragonés en lo que esahora Benidorm, un destino veraniego de peregrinación de turistas nacionales, abordo de su Seiscientos, que conviven con liberales turistas extranjeros, altosedificios y playas abarrotadas. La cinta dirigida por Pedro Lazaga en 1968 ponede manifiesto que muy pocas cosas han cambiado en ciertos lugares de nuestrolitoral. 

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