Kim Ki-duk levanta airadas reacciones con su epifanía cinematográfica "Amén"

  • El realizador coreano Kim Ki-duk ha levantado airadas reacciones hoy en San Sebastián con "Amén", una actualización del martirio y la virginidad que opta a la Concha de Oro y en la que se desprende "del sistema, del espectador y del capital" porque ya ha ganado "suficientes premios".

Mateo Sancho Cardiel

San Sebastián, 17 sep.- El realizador coreano Kim Ki-duk ha levantado airadas reacciones hoy en San Sebastián con "Amén", una actualización del martirio y la virginidad que opta a la Concha de Oro y en la que se desprende "del sistema, del espectador y del capital" porque ya ha ganado "suficientes premios".

"Llevo quince años haciendo películas y siempre pensaba que para ello necesitabas el sistema y el capital. Pero llegó un momento en el que sentía que no me podía expresar de manera completa, que mis películas no eran sinceras", ha confesado un realizador que fue capaz de ganar en un mismo año el León de Oro de Venecia con "Hierro 3" y el Oso de Plata en Berlín con "Samaritan Girl".

Entre el delirio y la virguería, este cambio lo empezó el director ya con su anterior filme "Arirang", premiado en Cannes el pasado mayo, y tras el cual, sin volver a Asia, decidió rodar en Europa la hoy vilipendiada "Amén".

Pero ahora, lejos de conquistar, la cinta molestó en San Sebastián a muchos espectadores por licencias como la de no eliminar el sonido de fondo -"el ruido es el sonido de la vida", dice-, la aparición de la sombra del director en algunos planos o la ausencia del guión. "El cine de hoy tiene mucho envoltorio y poco contenido", ha remachado.

Pese a esta epifanía formal, el sello de Kim Ki-duk está más que presente, para bien y para mal, en la actualización de la figura de la virgen.

Con Kim Ye-Na como musa -o como víctima, para quienes tachan a Kim Ki-duk de misógino-, "Amén" sigue a esta nueva María en su camino errante por ciudades como París, Venecia o Aviñón, reacia a entender el embarazo por obra y gracia de un Espíritu Santo violador que lleva traje de camuflaje y máscara de gas y con una actitud más sufrida que iluminada. Tardará en pronunciar el "hágase en mí según tu palabra".

"Soy un hombre y, por tanto, mi mundo es la mujer. Creo que hay muchos malentendidos entre mi cine y los espectadores, así que tendré que cuidarlo un poco más", se ha disculpado el realizador en una conferencia en la que la prensa se ha mostrado muy hostil. "No he hecho esta película para recibir cinco estrellas de un crítico", ha añadido.

Pero al ser comparado con Lars von Trier, otro laureado misógino, Ki-duk ha asegurado que su cinta no es "sobre el sufrimiento, sino sobre cómo este episodio extremo de su vida la acerca a la esencia de la vida y le hace encontrar respuestas".

Tras tejer parábolas casi evangélicas en la poética "Primavera, verano, otoño, invierno y primavera" o restaurar el concepto de mártir y milagro en "Samaritan Girl", en "Amén" el director aborda la religión como "algo que no encontró al hombre, sino que el hombre fue el que encontró la religión cuando recibió un daño que no esperaba".

Además, el cine, la vida como oposición a la muerte o la vida como circunstancias en las que nos hallamos completan este cuadro abstracto por momentos y muy sugerente en otros, con el que Kim Ki-duk no quería optar a la Concha de Oro. "Me enteré de que estaba en concurso al llegar aquí", ha concluido.

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